OPINIÓN DEL LECTOR

Accidentes laborales

Paso todos los días por la calle de Génova de Madrid. Llevan bastantes semanas haciendo unas obras de remodelación de las aceras. Empezaron a la altura de la Audiencia Nacional, ahora ya están frente a la sede del PP. Es una zona muy vigilada, policía, guardias urbanos, muchos uniformes. La cuadrilla está trabajando en una zona rodeada de vallas con el logotipo del Ayuntamiento de Madrid. Ningún obrero lleva casco. Uno de ellos se ocupa de taladrar la calle con un taladro enorme mecánico que emite un ruido ensordecedor, no lleva cascos protectores de sus tímpanos, supongo que ahora ya no los n...

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Paso todos los días por la calle de Génova de Madrid. Llevan bastantes semanas haciendo unas obras de remodelación de las aceras. Empezaron a la altura de la Audiencia Nacional, ahora ya están frente a la sede del PP. Es una zona muy vigilada, policía, guardias urbanos, muchos uniformes. La cuadrilla está trabajando en una zona rodeada de vallas con el logotipo del Ayuntamiento de Madrid. Ningún obrero lleva casco. Uno de ellos se ocupa de taladrar la calle con un taladro enorme mecánico que emite un ruido ensordecedor, no lleva cascos protectores de sus tímpanos, supongo que ahora ya no los necesita, ya no debe de oír.

Otro está cortando unas piedras con una sierra en forma de disco, también mecánica, salen chispas y quizá algún trocito de piedra o polvo de granito; por supuesto, no lleva gafas protectoras. Hoy veo el último alarde de seguridad en el trabajo: dos trabajadores se dedican a echar gasolina a chorro, sobre un embudo, en la boca de un motor, parece un generador de energía; en ese momento, varios ciudadanos pasamos por delante a menos de un metro, dos de ellos fumando.

Luego, si pasa algo, y lo raro es que no pase, nuestro querido alcalde dirá que ellos no son responsables, que es una subcontrata.

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