Columna

Valores republicanos

Hoy a las cinco de tarde se va a celebrar un manifestación en Bilbao en defensa del centro Hontza dedicado a la atención de drogodependientes. La manifestación está apoyada por más de un centenar de asociaciones, grupos y organizaciones sociales, políticas y vecinales; desde agrupaciones religiosas a la CNT.

Los convocantes y sus múltiples apoyos hacen esta manifestación en favor de los derechos ciudadanos de los usuarios del centro y también pretenden ir a mas allá: quieren promover la defensa de una cultura política basada en la solidaridad y corresponsabilidad social

Es una ma...

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Hoy a las cinco de tarde se va a celebrar un manifestación en Bilbao en defensa del centro Hontza dedicado a la atención de drogodependientes. La manifestación está apoyada por más de un centenar de asociaciones, grupos y organizaciones sociales, políticas y vecinales; desde agrupaciones religiosas a la CNT.

Los convocantes y sus múltiples apoyos hacen esta manifestación en favor de los derechos ciudadanos de los usuarios del centro y también pretenden ir a mas allá: quieren promover la defensa de una cultura política basada en la solidaridad y corresponsabilidad social

Es una manifestación de ciudadanos en defensa de ciudadanos, en defensa de una política que pone al bien común por delante de los intereses particulares. Los convocantes, ese centenar largo de asociaciones y grupos de apoyo, constituyen el tejido de la verdadera sociedad civil. Porque un cosa es la auténtica sociedad civil, y otra cosa muy distinta el discurso que otorga categoría de sociedad civil a las actividades de cualquier grupo promotor de intereses corporativos, si no de miserables prerrogativas. Efectivamente, todos hemos oído a políticos, columnistas y tertulianos alabar las excelencias de la sociedad civil frente a las supuestas tropelías del poder político. Pero nunca queda claro de qué demonios de sociedad civil están hablando

La sociedad civil, la de verdad, la decente, nada tiene que ver con estos charlatanes de la política

A veces dicen que la sociedad civil es una asociación de empresarios que se queja de la prepotencia del Gobierno porque éste no legisla a favor... de una mayor flexibilidad en los despidos. A veces se ejemplifica a la sociedad civil con grupos de profesores que critican acerbamente a las instituciones, porque éstas no legitiman sus muy respetables -pero muy particulares- concesiones.... de favores académicos a ellos mismos o a sus amigos. Críticas que, dicho sea de paso, alcanzan el paroxismo cuanto más supuestamente nacionalista (se entiende, nacionalista de los malos) es la institución y mas arbitraria sea la concesión del favor.

Y a veces se afirma que la sociedad civil está representada por asociaciones vecinales que se niegan a pagar impuestos municipales... porque esos impuestos van dirigidos a costear servicios generales; servicios que benefician al conjunto de la comunidad y no solo a los grupos de vecinos en cuestión.

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La sociedad civil -la de verdad, la decente- nada tiene que ver con estos charlatanes de la política, con aquellos que utilizan política, o se esconden detrás de ella, para defender sus propios intereses. La sociedad civil es exactamente lo contrario.

Ciertamente, los grupos que conforman la sociedad civil parten de agrupar intereses particulares. Pero los defiende en el marco de la promoción del interés común, de la defensa de la comunidad. Los derechos del conjunto siempre tienen la prioridad (y al tiempo constituyen el límite) del ejercicio de los intereses de cada grupo. Los grupos que conforman la sociedad civil, reclaman del poder político que defienda los intereses de cada grupo. Pero no pretenden elevar sus particulares intereses a la categoría del absoluto político, a la categoría de los bienes y valores compartidos por toda la comunidad.

Cuando exigen sus intereses, ni los subliman ni los disfrazan de política. Y cuando supeditan los mismos al interés del común, como en el caso de la manifestación de hoy, cuando exigen solidaridad al conjunto de la sociedad y al poder político, entonces sí, entonces sí hacen política.

Política republicana. La que corresponde a los ciudadanos que anteponen la res publica, lo público, a sus intereses privados o de grupo. La manifestación de hoy tarde es un puro ejercicio de virtud republicana, la de ciudadanos que, asociados entre sí, conforman el tejido de la sociedad civil. De la verdadera.

Aunque me había prometido no hablar del maldito asunto de la oposición a cátedra de Ciencia Política de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), no resisto la tentación de acabar exhortando a algunos de mis colegas catedráticos a que sean un poco más republicanos. Republicanos como los de la manifestación de mañana.

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