Crítica:

El encuentro con las raíces

Mi lugar, de Sally Morgan (Perth, 1951), es un libro autobiográfico que va mucho más allá de la vida de la autora y que se ha convertido con los años en una especie de bandera de la toma de conciencia de toda una generación, de todo un país, en este caso Australia. El subtítulo del libro, Una infancia robada, describe a la perfección el sentimiento de Morgan cuando descubrió a los 15 años que no provenía de la India, tal como le había dicho su madre, sino que era en realidad una aborigen.

La relación de Australia con los aborígenes, los primeros habitantes del continente, ...

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Mi lugar, de Sally Morgan (Perth, 1951), es un libro autobiográfico que va mucho más allá de la vida de la autora y que se ha convertido con los años en una especie de bandera de la toma de conciencia de toda una generación, de todo un país, en este caso Australia. El subtítulo del libro, Una infancia robada, describe a la perfección el sentimiento de Morgan cuando descubrió a los 15 años que no provenía de la India, tal como le había dicho su madre, sino que era en realidad una aborigen.

La relación de Australia con los aborígenes, los primeros habitantes del continente, ha sido siempre un tema espinoso. En la Constitución aprobada en 1901 no se les aceptaba como ciudadanos y tuvieron que esperar hasta 1968 para ser incluidos en el censo y poder tener derecho a voto. La suya es una larga historia de marginación y desencuentros, una historia que refleja a la perfección Mi lugar.

MI LUGAR

Sally Morgan Traducción de Manu Berástegui Maeva. Madrid, 2002 457 páginas. 18 euros

Sally Morgan, la autora del libro, es una reconocida pintora que dirige actualmente el Centro de Historia y Arte Indígena de la Universidad de Australia Occidental. En Mi lugar habla de una infancia dura, con un padre alcoholizado y una pobreza omnipresente, de la que consiguió salir gracias a sus estudios. Morgan superó el reto de licenciarse en Psicología y salir de la miseria, pero desde que en la adolescencia descubrió que era una aborigen supo que había un tema pendiente en su familia, un tema en el que quería ahondar. De eso trata Mi lugar, una obra testimonial que describe un proceso catártico de búsqueda y de aceptación de unos orígenes vistos por la madre como una vergüenza que es mejor silenciar.

Morgan tuvo que romper un círculo de mentiras y medias verdades para poder llegar a la verdad de una familia que prefería ocultar que era aborigen. Gracias a su insistencia, sin embargo, consiguió descubrir que su abuela Nana nació en Corunna Downs, una pequeña hacienda del noroeste de Australia a la que su fundador puso este nombre porque leyó un día un poema en el que, curiosamente, salía la ciudad de A Coruña. Morgan viaja a Corunna Downs, habla con sus habitantes, pregunta, investiga y reconstruye árboles genealógicos hasta conseguir desentrañar la historia de su familia.

Uno de los aciertos del libro es la inclusión de los testimonios grabados por Morgan de su tío abuelo, de su abuela y de su madre. A través de ellos se puede seguir el rastro de una marginación de años, de un choque de culturas en el que los aborígenes siempre han tenido las de perder. Dice Arthur Corunna, el tío abuelo: 'Hay tantas cosas que los blancos no entienden... Quieren que nos integremos como blancos, pero no es eso lo que queremos. Se quejan de nuestros derechos de tierras, pero no entienden cómo queremos vivir. Dicen que no deberíamos tener tierras, pero ellos sólo tienen tierras desde que invadieron este país, nuestras tierras'. Y concluye: 'Los aborígenes del desierto no quieren vivir como el hombre blanco, debiendo esto y aquello. Sólo quieren vivir su vida libres, no necesitan la ley del hombre blanco, ya tienen la suya'.

Mi lugar es un libro que merece la pena leerse, porque cuenta una historia interesante y porque da testimonio de la existencia de una cultura, la aborigen, que ha sido marginada durante demasiados años.

Ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de SydneyEPA

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