El Madrid agarra la 'pájara'

Apenas un mes después de alcanzar la cima de su juego, el Madrid flaquea en el juego y en los números. Su derrota en Montjuïc confirma los sospechosos síntomas que había ofrecido en las últimas jornadas. En la segunda vuelta sólo ha obtenido cinco de los 12 puntos disputados, muy lejos de la apabullante racha anterior, coronada con la victoria frente al Deportivo.

En Montjuïc pareció un equipo cualquiera, desde luego a una distancia sideral del Madrid exquisito y goleador de los meses de noviembre y diciembre. A los malos síntomas se le añaden una soluciones difíciles. A la necesidad de...

Apenas un mes después de alcanzar la cima de su juego, el Madrid flaquea en el juego y en los números. Su derrota en Montjuïc confirma los sospechosos síntomas que había ofrecido en las últimas jornadas. En la segunda vuelta sólo ha obtenido cinco de los 12 puntos disputados, muy lejos de la apabullante racha anterior, coronada con la victoria frente al Deportivo.

En Montjuïc pareció un equipo cualquiera, desde luego a una distancia sideral del Madrid exquisito y goleador de los meses de noviembre y diciembre. A los malos síntomas se le añaden una soluciones difíciles. A la necesidad de utilizar sus titulares, dada la diferencia con unos suplentes cada vez menos fiables, se contraponen la fatiga y el riesgo de lesiones, muy acusado a estas alturas del campeonato. Es difícil esperar más frescura física justo ahora, cuando regresa la Copa de Europa y se toma conciencia de un calendario que obliga al Madrid a jugar en Balaídos, el Camp Nou y Riazor.

El partido de Montjuïc evidenció la importancia capital de jugadores como Hierro o Makelele. La ausencia de Hierro gravita constantemente sobre un equipo que cada vez encuentra más dificultades para mover la pelota desde la defensa, con el pésimo efecto que eso supone para el juego de ataque. Sólo por su capacidad para desplazar el balón, Hierro tiene un efecto expansivo sobre el Madrid, que en los últimos partidos ha rematado muy poco. En el caso de Makelele su función resulta impagable. Sin él, no hay equilibrio, ni quite, ni nadie que lo remedie. El fracaso de Flavio frente al Espanyol fue estruendoso. Dos años después de su fichaje, no se le recuerda un partido decente. Tampoco hay noticias de Morientes, sumido en una profunda crisis. Está fuera de onda en un momento crucial del curso, con lo que eso supone de trabajo añadido para Raúl, que se obliga a multiplicarse en todos los frentes.

Mientras se oscurece el paisaje del Madrid, por detrás toman posiciones los previstos y alguno que amenazaba ruina. Con todas sus concesiones, el Barça no ha perdido pie en el campeonato. Aplastó al Tenerife y se coloca muy cerca de la cabeza, pendiente de las visitas del Depor y el Madrid al Camp Nou. Jugadores no le faltan; plantilla, tampoco. Le sobra ruido y ganas de complicarse la vida. La jornada vuelve a multiplicar el número de aspirantes al título. Qué otra cosa se puede decir del Celta, nuevo líder, o el Valencia, cuyas victorias tienen el sentido de la oportunidad: se produjeron cuando el Madrid hizo crisis.