OPINIÓN DEL LECTOR

Regalo envenenado, 1

Los madrileños hemos recibido un regalo envenenado de nuestro Gobierno regional para empezar el año, una subida del billete más vendido cercana al 10%, bien por encima del 2,7% del IPC. Una medida inflacionista y socialmente regresiva, ya que golpea más a los asalariados. Buscando explicaciones a esto, como copropietario en definitiva de esa empresa pública, de todos, que es el Metro, he entrado en su página web.

No sólo no he encontrado datos o justificaciones que me ayudaran, sino un autobombo del tipo 'somos los mejores' entre lo pueril y lo ridículo. Si fueran tan buenos, ni ...

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Los madrileños hemos recibido un regalo envenenado de nuestro Gobierno regional para empezar el año, una subida del billete más vendido cercana al 10%, bien por encima del 2,7% del IPC. Una medida inflacionista y socialmente regresiva, ya que golpea más a los asalariados. Buscando explicaciones a esto, como copropietario en definitiva de esa empresa pública, de todos, que es el Metro, he entrado en su página web.

No sólo no he encontrado datos o justificaciones que me ayudaran, sino un autobombo del tipo 'somos los mejores' entre lo pueril y lo ridículo. Si fueran tan buenos, ni hubieran tenido que subir el 10% en un eurorredondeo injustificable, ni hubieran estado en primera página de los periódicos gracias a socavones, agrietamientos y protestas vecinales.

Tratando de hacer conjeturas razonables, no creo que la subida sea debida a un empeoramiento de la gestión de las líneas existentes. Más bien me inclino a pensar que es debido a las cuantiosas inversiones en líneas nuevas, expandidas faraónicamente, sin una contrapartida suficiente en aumento de ingresos por viajes. Si se examinan estas líneas nuevas, se ve que discurren a menudo por zonas con abundante suelo no urbanizado adyacente.

Ya en los primeros tiempos del Metro, la familia de uno de los promotores, Otamendi, creó dos sociedades urbanizadoras e inmobiliarias para recoger los beneficios que, vía revalorización de terrenos, llevaban consigo las nuevas líneas.

A riesgo privado, beneficio privado. La construcción de las nuevas líneas ha producido enormes revalorizaciones de terrenos. Pero ahora las pagamos todos. Riesgo público para beneficio privado.

¿No sería más razonable socialmente que estas nuevas líneas contaran con financiación de los ingresos por impuestos sobre plusvalías del suelo, en vez de cargarse a las espaldas de los asalariados, imposibilitados de sustraerse a este monopolio?-

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