La Guardia Civil, en blanco y negro

La reina Isabel II dio el visto bueno a la propuesta del Duque de Ahumada que daría origen a la Guardia Civil en 1844. Sólo le puso un pero al diseño de cuerpo de seguridad inspirado en la Gendarmería francesa y los Mossos d'Esquadra catalanes: el sombrero. Su majestad sustituyó el morrión sugerido por el duque -de copa, sin alas y con visera- por uno a modo bonapartista, de franela, bicórnico y con galones de hilo blanco. Ese gorro se convertiría tras sucesivas modificaciones en la alzada y los ajustes de las alas en el tricornio, que empezó siendo cubierto para salvarlo de manchas y deterior...

La reina Isabel II dio el visto bueno a la propuesta del Duque de Ahumada que daría origen a la Guardia Civil en 1844. Sólo le puso un pero al diseño de cuerpo de seguridad inspirado en la Gendarmería francesa y los Mossos d'Esquadra catalanes: el sombrero. Su majestad sustituyó el morrión sugerido por el duque -de copa, sin alas y con visera- por uno a modo bonapartista, de franela, bicórnico y con galones de hilo blanco. Ese gorro se convertiría tras sucesivas modificaciones en la alzada y los ajustes de las alas en el tricornio, que empezó siendo cubierto para salvarlo de manchas y deterioros por un hule ajustado al diseño del gorro con botones cuyo relieve se conserva como vestigio en la moderna versión de pvc. De cómo han ido cambiando las cosas en uniformes, armas, usos y costumbres en la Guardia Civil durante los más de 150 años de historia se ocupa la exposición itinerante La Guardia Civil del ayer, que desde hoy y hasta el próximo día 22 de enero se muestra en la sala Damián Forment del edificio de la Fundació Bancaixa en Valencia.

'Esta exposición es como abrir el cajón de la abuela y encontrar cosas olvidadas, un montón de recuerdos que juntos pasean por la historia'. Así definía ayer la exposición uno de los miembros del instituto armado desplazado desde Madrid y propietario de muchos de los legados que componen la panorámica a lo largo más siglo y medio de existencia.

La muestra se compone de fotografías y objetos. La primera parte recoge retratos de vida cotidiana de los agentes de la Guardia Civil de finales del siglo XIX y principios del XX, incluidas algunas curiosidades sobre la presencia del instituto armado en las que fueran colonias (Cuba, Puerto Rico o Filipinas), donde llegaron antes que a las Islas Canarias. Los maniquíes exhiben con todo lujo de detalles los uniformes de los destinados en tierras lejanas o las galas para ocasiones tan ilustres como actos del rey Alfonso XIII. Una urna conserva un ejemplar del que fuera documento base de la Guardia Civil: la cartilla.

Fusiles, machetes, gorros varios de faena y bonito, transportan a la España en blanco y negro donde la Guardia Civil pasó del caballo a la bicicleta y dormía en catres que no difieren mucho de los actuales.

Otro de los apartados temáticos que componen la exposición son los actos solemnes, donde las fotos de servicio de la Restauración a la II República devuelven a episodios históricos con los protagonistas políticos de primera fila.

Después vino la época republicana y el estallido de la Guerra Civil. La Guardia Civil ya había modernizado indumentaria y armamento, la fotografía dejó constancia de algunas de sus actuaciones, por ejemplo en Asturias, donde puede verse a los agentes conduciendo a revolucionarios en 1934.

Consta en fotografías alguna de las actuaciones más famosas de la Guardia Civil: la detención de Luis Nicolau, uno de los tres asesinos de Eduardo Dato, en 1921; la detención de un famoso timador en 1930; la participación en los disturbios de 1934; o la detención en Salamanca, en 1966, de El Lute.

Aunque el programa pone el fin del paseo histórico en la década de los 60, la muestra recoge también útiles de los que hoy se sirven unidades como la policía judicial, el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) o los agentes de tráfico.