CARTAS AL DIRECTOR

Palabras

Las palabras en sí, ni son buenas ni son malas, ni son palabrotas ni palabritas; son sólo palabras que sirven para nombrar; nombran bien cuando más se aproximan (nunca es posible acertar del todo) al pensamiento que quieren expresar; nombran mal cuando se distancia ese pensamiento de lo expresado por las palabras.

Las palabras son todas nobles en todos sus significados porque han nacido de un consenso que tiene sus raíces hundidas en la profundidad de la historia y se extienden sus ramas por grandes zonas geográficas; además, todas son imprescindibles.

Viene esto a cuento de lo q...

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Las palabras en sí, ni son buenas ni son malas, ni son palabrotas ni palabritas; son sólo palabras que sirven para nombrar; nombran bien cuando más se aproximan (nunca es posible acertar del todo) al pensamiento que quieren expresar; nombran mal cuando se distancia ese pensamiento de lo expresado por las palabras.

Las palabras son todas nobles en todos sus significados porque han nacido de un consenso que tiene sus raíces hundidas en la profundidad de la historia y se extienden sus ramas por grandes zonas geográficas; además, todas son imprescindibles.

Viene esto a cuento de lo que el Defensor del Lector de EL PAÍS dice en tal periódico (23-12-01) refiriéndose a un catálogo de principios con los que se inicia su Libro de estilo. La bondad y la maldad de las palabras sólo existen en algunas mentes. Uno de los principios dice: 'Las expresiones vulgares, obscenas, etcétera'. ¿Quién tiene el poder de calificar esas 'expresiones' de tales? También habla de 'palabrotas'. No faltaba más que encadenásemos las palabras a la moral o a lo políticamente correcto.

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