Entrevista:JAVIER TORRES VELA | Presidente del Parlamento de Andalucía

'En la política andaluza y española mentir es gratis'

Pregunta. Hace justo un año defendió la necesidad de que el PSOE lanzara un mito programático. ¿La segunda modernización se encuadra en esa idea?

Respuesta. Sí. El PSOE lleva gobernando 20 años, necesitaba acompasarse en una renovación importante de discurso y también de personas y lo viene haciendo razonablemente bien. Hay una dirección regional y ejecutivas provinciales que están abriéndose camino. Creo que se ha encontrado ese mito programático que lo resume muy bien el presidente de la Junta. Este país ha superado el umbral de modernidad, lo hemos conseguido, pero ese ...

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Pregunta. Hace justo un año defendió la necesidad de que el PSOE lanzara un mito programático. ¿La segunda modernización se encuadra en esa idea?

Respuesta. Sí. El PSOE lleva gobernando 20 años, necesitaba acompasarse en una renovación importante de discurso y también de personas y lo viene haciendo razonablemente bien. Hay una dirección regional y ejecutivas provinciales que están abriéndose camino. Creo que se ha encontrado ese mito programático que lo resume muy bien el presidente de la Junta. Este país ha superado el umbral de modernidad, lo hemos conseguido, pero ese tiempo es pasado. A la vez hay cambios de enorme trascendencia ante los que Andalucía tiene que posicionarse: ante la nueva realidad de España o de la UE, donde se juega muchísimo, porque somos región periférica y frontera y tiene que reivindicar un papel central.

'Se debería no tener la tentación de pensar que todo vale para convertirse en gobierno'
'La política es dura, pero en Andalucía hay un intento de aniquilar al contrario'
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P. La propuesta no ha levantado muchas expectativas.

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R. Sé que es una idea que suscita críticas fáciles y demagógicas, como la de decir que no se ha completado la primera modernización, pero todo el mundo es consciente de que nos encontramos en un punto de inflexión. Los dirigentes actuales no tendríamos derecho a desperdiciar esta oportunidad, porque Andalucía se encuentra en las mejores condiciones de las que ha estado nunca. Esta revolución no necesita materias primas ni el control de los instrumentos de producción, sino que el conocimiento es la principal materia prima.

P. En la propuesta no se descarta la reforma del Estatuto. Da la impresión que el PSOE aborda esta iniciativa con temor.

R. Temor, no, sino responsabilidad. Reformar el Estatuto requiere un alto nivel de consenso político y social. Hay que definir bien los objetivos de la reforma. Yo creo que habría que planteársela en el terreno de la modernización política y eso nos lleva a la ley Electoral. Si se quiere tocar algún aspecto del sistema electoral pues, seguramente, habría que modificar el Estatuto, porque ahí se fija la circunscripción, el número de diputados a elegir o la fórmula electoral. De ahí que entienda la prudencia del presidente de la Junta, porque plantear una reforma del Estatuto de una parte de la sociedad contra otra es un error. Me preocupa que en algunos sectores políticos y de opinión se trate con frivolidad este debate. Es una iniciativa de gran envergadura y merecería, como mínimo, consideración y la actitud de aportar temas.

P. ¿Cree que hay ampliar el número de escaños?

R. De estas cosas hay que hablar en conjunto. Como dicen los expertos: dígame lo que quiere que yo le encuentro la solución. Pero son los políticos los que tienen que decir qué es lo que quieren. Con el reparto actual, creo que provincias como Sevilla o Málaga, donde se está concentrando la población, van a tener la sensación en el futuro de estar infrarrepresentadas.

P. Usted también ha planteado incluir la democracia paritaria en la ley Electoral.

R. Ése es un debate de modernización imparable en toda Europa. Es razonable decir, a comienzos del siglo XXI, que la realización plena de la ciudadanía política no puede hacerse con la discriminación del 52% de la población. Elevar la democracia paritaria como objetivo básico del Estatuto te llevaría luego a sacar consecuencias en la ley Electoral.

P. Usted habla de frivolidad. ¿Eso ocurre porque a la política no se dedican los mejores sino los más disciplinados?

R. En Andalucía hay una belicosidad, de negación del adversario que me parece una barbaridad. La política es dura, pero aquí hay un intento de aniquilamiento del adversario que da lugar a acontecimientos perniciosos para la democracia. Los políticos democráticos deberían pensar más cuando se suben a determinadas estrategias.

P. Cuando ocurrió el comentario xenófobo hizo una propuesta para aclarar las reglas de juego. ¿Por qué no se ha avanzado?

R. No lo sé. Porque no sea posible o no haya voluntad de avanzar. Acabamos de ver un caso que, desde mi perspectiva, se han vulnerado las reglas mínimas del respeto al adversario.

P. ¿A qué se refiere?

R. A la imputación del presidente de la Junta de un caso de espionaje. Creo que al máximo representante del Estado en una comunidad no se le debe imputar con tanta ligereza asuntos que, como en este caso, suponen la comisión de un delito. Imputaciones de ese tipo no se pueden hacer a la ligera.

P. ¿Qué es lo que falla en Andalucía para que no se alcancen acuerdos de mínimos?

R. Probablemente la confianza o porque en la estrategia de algún grupo está el que no haya ningún acuerdo. Hay un problema de la política española y andaluza que me irrita sobre manera: aquí mentir es gratis. No conozco ningún país democrático en el que la mentira tenga menos coste político que en España. Es normal que la política se base en juicios de intenciones, el que uno atribuya al otro intenciones que el tiempo corroborará si son o no ciertas. Pero eso es diferente a mentir sabiendo que se miente, imputándole a un adversario hechos o actuaciones que se sabe no son posibles. Yo he mantenido una prudencia razonable con el famoso referéndum del Sáhara. Todos saben la verdad y la verdad es que la interparlamentaria, de la que forman parte representantes del grupo socialista, popular, IU, andalucista y mixto, acordaron por unanimidad sumarse a la campaña de una ONG para promover un simulacro de referéndum. Esa propuesta viene avalada por todos los grupos y yo la autoricé. Y ya está. Pero imputarle a ese hecho que el presidente ha organizado un referéndum...

P. Alude a la falta de confianza ¿se puede recomponer?

R. No lo sé. Percibo bastante desconfianza. A lo mejor tiene que ver con que el partido socialista lleva gobernando mucho tiempo y hay impaciencia.

P. ¿En Andalucía estamos condenados a que los dos grandes partidos nunca se pongan de acuerdo en algo?

R. Creo poco en las condenas bíblicas, porque esto es responsabilidad de nosotros mismos. Hay temas en los que el Gobierno y la oposición deben entenderse, porque quien hoy es oposición mañana puede ser gobierno y se debería no tener la tentación de pensar que todo vale para convertirse en gobierno.

P. ¿El PSOE tiene mucha suerte con el PP?

R. Tiene suerte con su capacidad de innovación y de cambio permanente. Es un partido que está muy enraizado en la realidad andaluza que detecta los problemas con antelación y tenemos una cierta capacidad de abordarlos. Hubiese sido más lógico que hubieran sido otros los que hubieran dicho que en Andalucía se ha acabado una etapa y es necesario abrir otra con unos objetivos determinados. Pero, no, aquí lo que se ha dicho es que todo es un desastre, con lo cual también en eso somos singulares. Pujol lleva 20 años gobernando en Cataluña y el discurso de la oposición es: 'Gracias, presidente Pujol por los logros, pero usted ya ha terminado y ahora nos toca a nosotros'. Aquí podría haber sido igual, pero ha sido el secretario general del PSOE de Andalucía y presidente de la Junta el que ha dicho: 'Señores, Andalucía tiene que cubrir otros objetivos y etapas'. Si, además, los socialistas acertamos en las propuestas y la estrategia ocurrirá como ocurrió hace 20 años, cuando el PSOE supo estar a la altura de lo que fue la demanda de los andaluces y lideró aquél proceso.

P. ¿Lo que quiere decir es el problema del PP no es de impaciencia sino de inteligencia?

R. Prefiero pensar que es una estrategia equivocada. Los andaluces son más maduros y modernos políticamente de lo que mucha gente, y no me refiero sólo a los políticos, le atribuyen. No es una sociedad en la que cualquiera se sube a una tribuna, suelta un rollo y se lo crea.

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