“Cuando vi la celebración por la tele, no me creía que pudiera ser yo”

Paco Gallardo (Sevilla, 1980) lleva más de 10 años en el Sevilla, dos temporadas fijo en el primer equipo y es un asiduo de las categorías inferiores de la selección nacional. Se lo han disputado algunos de los grandes y cuando apenas estaba estrenándose como profesional rechazó una oferta milmillonaria del Barcelona. Sin embargo, se ha hecho famoso en el último mes por protagonizar dos de las situaciones más polémicas que se han visto en un terreno de juego esta temporada: en el partido Sevilla-Valladolid celebró un gol de su equipo mordiendo el pene de su compañero Reyes, autor del tanto; y ...

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Paco Gallardo (Sevilla, 1980) lleva más de 10 años en el Sevilla, dos temporadas fijo en el primer equipo y es un asiduo de las categorías inferiores de la selección nacional. Se lo han disputado algunos de los grandes y cuando apenas estaba estrenándose como profesional rechazó una oferta milmillonaria del Barcelona. Sin embargo, se ha hecho famoso en el último mes por protagonizar dos de las situaciones más polémicas que se han visto en un terreno de juego esta temporada: en el partido Sevilla-Valladolid celebró un gol de su equipo mordiendo el pene de su compañero Reyes, autor del tanto; y en el Alavés-Sevilla recibió una tremenda patada por detrás de Coloccini, para quien reclamó sin éxito una dura sanción y a quien aseguró no perdonar jamás. Insiste en que la celebración del gol fue un ‘acto reflejo’ y en que la patada de Coloccini fue una agresión en toda regla que no admite disculpas. Pero asegura que, lejos de descentrarle, la polémica, que ha coincidido con su mejor momento de juego, le ha aportado una dosis extra de motivación.

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Pregunta. En un mes se ha convertido dos veces en el centro de atención por dos situaciones polémicas.

Respuesta. Es muy triste que me tenga que conocer toda España por una cosa que no tiene importancia y por otra que sí puede tenerla pero que no nos gusta que pase en el fútbol. Intento que no me afecte.

P. ¿Qué fue más premeditado, su celebración del gol o la patada de Coloccini?

R. Lo de Vitoria es bastante más fuerte. A lo de Coloccini no se le puede llamar entrada porque no hay balón por medio. Es una agresión por la espalda. Sin embargo, la celebración del gol fue un gesto del que ni yo me di cuenta. Al terminar el partido no me acordaba y cuando lo vi por televisión ni me creía que aquel pudiera ser yo. Pero no pienso que tuviera tanta importancia como para que se monte la que se ha montado. Es una tontería que nadie vio, pero lo resaltó un medio que se lee en toda España y ya le siguieron las televisiones. Al final se abrió un debate nacional y ha acabado teniendo una repercusión que ni yo me esperaba.

P. Ya, ¿pero cómo se puede justificar una celebración así?

R. Se ha hablado de que Reyes y yo habíamos apostado que quien marcase le haría eso al otro, pero no es verdad. Fue un acto reflejo, no estaba pensado, salió en ese momento por un comentario tonto que hizo alguno de mis compañeros.

P. ¿Cuál?

R. Yo que sé, los típicos que se dicen.

P. El caso es que desde que se difundió su particular forma de celebrar el gol, los rivales le cosen a patadas.

R. Espero que no tenga nada que ver. Lo que sí he notado es que a partir de eso me conocen en todos los campos y tengo que escuchar los típicos cánticos referidos al tema. Pero no me molesta. Al revés. Me me enrabietan y me hacen meterme más en el partido. Al final, me ha venido muy bien para todo. Me he dado cuenta de muchas cosas. Yo pensaba que no había tanta maldad en el fútbol, pero la hay. Y con el ambiente cargado me están saliendo mejores partidos.

P. ¿Qué es lo que más le ha molestado de lo que se ha dicho?

R. Se han hecho comentarios muy exagerados, pero me lo he tomado bien. Lo he pasado mal por mi familia, porque ellos no entendían lo que pasaba. No son gente de fútbol y ya conocemos el cachondeo que hay en Sevilla y las cosas que tenían que escuchar.

P. ¿Qué le dijeron su familia y su novia cuando vieron las imágenes de la celebración del gol?

R. Cuando vieron el revuelo que se armó, que parecía la noticia más importante de la semana, les afectó. Yo me vine un poco abajo cuando vi cómo estaba mi madre. Le habían hecho comentarios por la calle y lo estaba pasando mal. Pero después hablé con ellos, les explique que no había hecho nada malo, que no era un delincuente. Ahora se lo toman ya como yo, como una tontería, que es lo que es.

P. ¿Ha hablado con Coloccini?

R. No. Con Coloccini nunca he hablado antes y no tengo motivos para hacerlo ahora. Es un jugador más de la Liga, de los muchos que hay con los que nunca he tenido una conversación.

P. ¿Sigue sin perdonarle?

R. Si él de verdad se arrepintió tenía que haberlo dicho después del partido, porque sabía lo que había hecho, no a los cuatro días, cuando ya todo el mundo había visto las imágenes. Pudo haberme hecho mucho daño y no tengo por qué perdonarle. Como no he hablado antes con él, creo que ahora tampoco tengo por qué hacerlo.

P. No suele verse a un futbolista llorando a gritos en el campo tras la patada de un jugador.

R. Lloré mucho, pero no de dolor, sino de impotencia. Estás en el suelo y están todos recriminándote y diciéndote que te levantes. Y tú no puedes hacer ni decir nada porque si lo haces puedes ser tú el perjudicado. Sin ver las imágenes, los del Alavés pudieron decir que somos teatreros, pero cuando las hayan visto se habrán dado cuenta de que no exageraba.

P. ¿Qué le parecen las críticas que suscitan las salidas nocturnas de los futbolistas, como pasó con la fiesta del Betis?

R. Un profesional es responsable por sí mismo. Cualquier futbolista sabe lo que le ha costado llegar arriba y no se va a arriesgar a echarlo todo a perder. Yo sé cuándo tengo que cuidarme para estar al 100%. No necesitamos gente detrás controlando.

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