Un patinódromo invadido
En Madrid, en Arganzuela, existe un precioso parque. Éste encierra una enorme fuente con un patinódromo a su alrededor. Aunque el parque está repleto de vegetación, de paseos y de algunas otras instalaciones deportivas, el patinódromo está permanentemente invadido por personas que prefieren el paseo circular sobre el asfalto, empujando el carrito de su bebe, niños con coches teledirigidos, ancianos, etc.
Éste es uno de los pocos espacios que en esta ciudad, de la que su alcalde dice que es 'para el deporte', existen para que los niños y adultos aficionados al patinaje podamos practicarl...
En Madrid, en Arganzuela, existe un precioso parque. Éste encierra una enorme fuente con un patinódromo a su alrededor. Aunque el parque está repleto de vegetación, de paseos y de algunas otras instalaciones deportivas, el patinódromo está permanentemente invadido por personas que prefieren el paseo circular sobre el asfalto, empujando el carrito de su bebe, niños con coches teledirigidos, ancianos, etc.
Éste es uno de los pocos espacios que en esta ciudad, de la que su alcalde dice que es 'para el deporte', existen para que los niños y adultos aficionados al patinaje podamos practicarlo. El Ayuntamiento parece creer que es suficiente construir una pista y poner un cartel sin que nunca más se repare el firme y sin que nunca nadie revise el uso que se está haciendo de la misma o cuide de que éste sea el apropiado para cubrir su objetivo. ¿Qué harían si las pistas de tenis se llenarán de gente que pasea pegada a la red mientras dos deportistas atónitos intentan buscar un hueco para tirar su pelota sin herir a nadie?, ¿por qué este Ayuntamiento retrógrado no permite que sus ciudadanos disfruten del patinaje?
Por último, sólo un comentario: en París existen infinidad de espacios para este fin y todos los domingos habilitan una buena parte de las calles que bordean el Sena ¡para patinar!, desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde.