Tribuna:

Se le acabó la 'baraka'

Durante un tiempo llegué a creer que Eduardo Zaplana estaba protegido por una especie de baraka (suerte para los árabes) que le protegía de los malos efectos que se derivaban de sus actuaciones inconvenientes, por expresarlo de la forma más suave posible.

Así me lo hacía pensar que hubiera salido incólume de su sospechoso acceso a la alcaldía de Benidorm, que obtuvo con el voto mercenario de esa tal Maruja que aún sigue percibiendo los beneficios de su transfuguismo si bien de consuno con su ínclito marido. Pero el caso es que Zaplana, al ser conocedor de su propia suerte, tenía ...

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Durante un tiempo llegué a creer que Eduardo Zaplana estaba protegido por una especie de baraka (suerte para los árabes) que le protegía de los malos efectos que se derivaban de sus actuaciones inconvenientes, por expresarlo de la forma más suave posible.

Así me lo hacía pensar que hubiera salido incólume de su sospechoso acceso a la alcaldía de Benidorm, que obtuvo con el voto mercenario de esa tal Maruja que aún sigue percibiendo los beneficios de su transfuguismo si bien de consuno con su ínclito marido. Pero el caso es que Zaplana, al ser conocedor de su propia suerte, tenía tal grado de autocomplacencia que se rodeaba de una osadía digna del mejor empeño. Digo esto porque siempre recordaré uno de los debates con Antonio Asunción antes de las elecciones autonómicas en las que se atrevió ni más ni menos que a increpar al candidato del PSOE preguntándole sobre quiénes serían sus socios de coalición si el PP no obtenía mayoría absoluta. Cuando yo pensaba que Asunción iba a contestar que en ningún caso gobernaría con tránsfugas, como él en Benidorm, la baraka de Zaplana debió nublar la memoria de Asunción y no le respondió lo que merecía la osada pregunta.

Otro caso similar es lo ocurrido con el caso Naseiro, en cuyas cintas aparecía el propio Zaplana en conversaciones posiblemente no delictivas pero en cualquier caso poco edificantes. Pues bien, una decisión judicial anuló esas grabaciones por razones formales, y no pudieron ser escuchadas, por lo que nuevamente se salvó de la quema y de que sus vergüenzas quedaran al descubierto.

También la suerte le sonrió cuando tratándose de un outsider en la política valenciana, expulsado o no admitido (que no sé a cuál de las versiones hacer caso) del PDR (la operación Roca) fue recuperado por el minúsculo Partido Liberal de Segurado, para pasar al PP en una posición políticamente marginal. Y, en ésas sube Aznar al poder, y se rodea como asesores aúlicos de los antiguos amigos de Eduardo (el clan de Valladolid) quienes inmediatamente le colocan en la línea de salida para tratar de poner orden en las maltrechas filas de los conservadores valencianos. La verdad es que a partir de ese momento se aplicó a la cuestión con ahínco y ha logrado no sólo gobernar con mano firme la organización sino labrarse un nombre a nivel nacional y llegar a postularse como sucesor de Aznar.

Es cierto que llegué a pensar que esa buena suerte le estaba abandonando, como por ejemplo cuando se descubrió no tanto el plagio de su libro, que no era tal plagio, sino en todo caso que el libro no lo había escrito él, pero como de costumbre logró escapar del escándalo con esa mezcla de dontancredismo, autocomplacencia y desvergüenza que emplea para salir de las situaciones difíciles ¿O es que no recuerdan lo que responde cuando le recuerdan su turbio acceso a la Alcaldía de Benidorm? Pues ni más ni menos que no es la cosa de la que se siente más orgulloso. Y con eso liquida la cuestión.

Pero que efectivamente la suerte le seguía sonriendo al presidente se confirmó cuando se publicó en la prensa algo que constituía un secreto a voces para mucha gente de la Comunidad como es sus liaisons dangereuses con Carlos Paz, el propietario de la clínica de Benidorm y adquiriente de todos los terrenos que en Benidorm o municipios adyacentes estén más o menos en venta. Y que conste que digo que estén más o menos en venta porque ha habido quien no tenía pretensión de vender y ha recibido el mensaje (eso sí, elegante y sin llegar nunca a la amenaza) de que los terrenos podrían ser objeto de expropiación si no eran vendidos. Me dice alguien que tiene mucha y muy buena información (y no es precisamente un rojo) que va escribir un libro contando estas historias, tal es el escándalo que se está produciendo en Benidorm por estas historias.

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Bueno ¿a que no recuerdan qué día se publicó la noticia de la relación entre Carlos Paz y Zaplana? Pues ni más ni menos que el mismísimo 11 de septiembre, con lo cual la noticia quedó sepultada (informativamente) entre los escombros de las Torres Gemelas.

Pero cuando me he convencido que la suerte le ha abandonado es con el tema de su nombramiento como candidato a Presidente del Comité de las Regiones. Y no se trata del vodevil montado con la convocatoria de las Cortes para anunciar que iba a ser candidato, que si hace eso un presidente de un land alemán, una provincia austríaca o una región italiana, lo corren a gorrazos, sino por el tufo que desprende la operación que significa que Zaplana o bien no se ha enterado de lo que iba o alguien le ha tendido una trampa en la que ha caído como un pardillo lo cual precisamente nunca ha sido.

Porque claro eso de que no se haya enterado de que el Tratado de Niza exige que para ser miembro del Comité de las Regiones hay que ser elegido o miembro de un gobierno que responda ante una asamblea de elegidos democráticamente, significa que o bien alguien maquiavélicamente se lo ha querido quitar de encima en la carrera de la sucesión, o si como parece, no se enteró de la modificación, debería cesar por lo mínimo a media docena de asesores. Y no vale la salida de pata de banco de que el Tratado de Niza no está en vigor entre otras cosas porque, si no está aprobado en la fecha de las próximas elecciones autonómicas ya podemos ir diciendo adiós a la ampliación de la Unión Europea para el 2004.

Pero sobre todo he llegado a la conclusión de que la suerte le ha abandonado cuando veo que le va a tocar presidir un órgano que está inmerso en una larga crisis y en la más absoluta de las inoperancias. No voy a hacer una historia de cómo surgió el Comité, de cómo se ha ido deslizando hacia la inoperancia -eso puede quedar para otro momento-, pero la verdad, que coincida el nombramiento de Zaplana con el momento en que se reúnen en Lieja los representantes de las regiones que tienen asambleas legislativas y pongan de manifiesto que está en riesgo el futuro del Comité de las Regiones significa que, aunque quiera hacer creer lo contrario a los que no conocen de qué va esto tan complicado de la construcción europea, va a ser Presidente de algo que, en el mejor de los casos, es completamente inútil.

Y ya puede venderlo como quiera, ya puede quererlo presentar como una proyección internacional de su figura, que es muy difícil que se pueda engañar por más tiempo a los confiados ciudadanos que, como Zaplana acostumbra a repetir, le van a creer a él porque está en el Gobierno.

Y si no, basta acudir a las propuestas que ha hecho en las Cortes Valencianas, asumiendo en una descarada huida hacia adelante las posiciones de quienes defienden como utopía una Europa de las Regiones, que terminaría suponiendo la desaparición de los Estados, para llegar a la conclusión de que, nuevamente, juega de farol. Porque decir que va a tratar de conseguir durante su Presidencia que el Comité se convierta en una Institución europea que participe con el Consejo y el Parlamento en el proceso de codecisión, es tal el desatino que supone que estoy seguro que ya provoca carcajadas entre los que saben de qué va la cosa. Aunque sean del PP.

Bueno, al final, lo único que va a conseguir (y lo único que pretende) es, como viene haciendo, salir más en la tele cuando va a Bruselas, pero para conseguirlo ha caído en trampas de las que va a ser difícil salir. ¿No creen pues que su legendaria suerte ha empezado a abandonarle?

Luis Berenguer es eurodiputado socialista.

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