Columna

Los Caños

Los rótulos 'dinamizar' y 'diversificar' además de ser etiquetas de uso común en las jergas educativa y política -no hay cargo público que no los utilice- pueden estar sirviendo para ocultar otros términos más chocantes, pero más reales: especular o traficar con terrenos públicos. Es la vieja querella entre el tabú y el eufemismo. En estos días en Barbate se vuelve a no querer hablar con las palabras de nuestro claro y rotundo castellano. Resulta que el gobierno municipal de esa ciudad gaditana, dirigido por el Partido Popular, ha llegado a un acuerdo con una agencia alemana para instalar un ...

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Los rótulos 'dinamizar' y 'diversificar' además de ser etiquetas de uso común en las jergas educativa y política -no hay cargo público que no los utilice- pueden estar sirviendo para ocultar otros términos más chocantes, pero más reales: especular o traficar con terrenos públicos. Es la vieja querella entre el tabú y el eufemismo. En estos días en Barbate se vuelve a no querer hablar con las palabras de nuestro claro y rotundo castellano. Resulta que el gobierno municipal de esa ciudad gaditana, dirigido por el Partido Popular, ha llegado a un acuerdo con una agencia alemana para instalar un complejo turístico en una de las zonas más sensibles desde el punto de vista de protección ambiental como es la denominada y conocida como Los Caños de Meca. 35 hectáreas que eran rústicas pasan a ser urbanas en un santiamén. Todo por el indiscutible objetivo de la 'dinamización y diversificación' de la economía barbateña, acosada por la ruina tras la ruptura del acuerdo pesquero con Marruecos. De ser un puerto pesquero de primer orden, Barbate puede pasar al escalafón de los municipios acosados por la especulación y el desastre urbano si no lo remedian aquellos que pueden todavía.

Es indudable que la reconversión de la tradicional actividad pesquera supone que los gobernantes trabajen por encontrar nuevas fuentes de recursos y actividades que mantengan el bienestar y la riqueza de los municipios costeros. Y uno de ellos será, sin duda, el turismo. Pero no está tan claro que tal objetivo deba ser a costa de invadir brutalmente parajes no contaminados, aplicando modelos turísticos intensivos, aunque se llamen de lujo, que en poco tiempo pueden acabar con las características peculiares de esos ecosistemas. Barbate y los Caños son uno de ellos y es obligación de los que gobiernan conciliar las fuentes de la riqueza económica con la conservación de los espacios naturales. Esa obligación hoy corresponde principalmente al Partido Popular de Barbate que debería corregir y apostar por sistemas más cuidadosos con el patrimonio natural. Si no, pensaríamos que su auténtico modelo es precisamente el de la alianza con el GIL de Estepona.

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