Reportaje:

El largo viaje de Marco y Cleo

El Centro de Recuperación de Especies Marinas salva una foca del Ártico e intenta curar a otra

Juan José Castillo mete una jeringa en la boca de la foca una y otra vez, mientra Raúl Rodríguez la sujeta con fuerza. Tratan de quitarle la arena que tiene en el estómago y que le impide alimentarse.

Es un bebé macho de unos tres meses. Tiene los ojos enormes y negros. Tan pronto como el veterinario y el biólogo del centro de Recuperación de Especies Marinas Amenazadas (Crema) acaban su tarea, el animal se encara hacia ellos con las fuerzas que le quedan y emite unos bufidos para mantenerlos a raya. Hasta ayer no tenía nombre. Llegó el sábado al Crema, después de que unos particulares ...

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Juan José Castillo mete una jeringa en la boca de la foca una y otra vez, mientra Raúl Rodríguez la sujeta con fuerza. Tratan de quitarle la arena que tiene en el estómago y que le impide alimentarse.

Es un bebé macho de unos tres meses. Tiene los ojos enormes y negros. Tan pronto como el veterinario y el biólogo del centro de Recuperación de Especies Marinas Amenazadas (Crema) acaban su tarea, el animal se encara hacia ellos con las fuerzas que le quedan y emite unos bufidos para mantenerlos a raya. Hasta ayer no tenía nombre. Llegó el sábado al Crema, después de que unos particulares alertaran sobre su presencia en una playa de Castell de Ferro (Granada). Si hubiera estado sano no hubiera sido fácil cogerlo, pero estaba enfermo y no opuso mucha resistencia. Sobre la marcha, Juan Jesús Martín, otro biólogo improvisa: '¿Le ponemos Marco? Marco, listo'.

Marco es una foca de cascos, procede del Ártico. Aunque el Mediterráneo no es su hábitat, desde hace algunos años vienen apareciendo ejemplares de esta especie en las costas andaluzas. Martín explica que quizás es una estrategia de los jóvenes para colonizar nuevos territorios.

Los técnicos del Crema no saben aún si Marco saldrá adelante. Depende de que las piedras que le quedan en el estómago no le provoquen ninguna complicación. Si es capaz de echarlas por sí mismo, no será necesaria la intervención quirúrgica. De lo contrario, Juan José tendrá que proceder a la operación. Pero eso será el último recurso. Mientras tanto, el veterinario se encarga de meterle un líquido verde nada apetitoso por la boca, que según explica son las grasas y proteínas que necesita para alimentarse.

Cleo, en cambio, disfruta de un menú más sabroso. Boquerones de la bahía de Málaga. También es una foca del Ártico. Es hembra y ya está fuera de peligro. Está en una piscina distinta a la de Marco y por sus dúctiles movimientos no quedan dudas acerca de su recuperación.

A Cleo la encontraron el verano pasado en una playa de Almuñécar, también en Granada. La llevaron al cuartel de la Guardia Civil y de allí, al Crema. Ahora los biólogos se debaten entre soltarla en el Mediterráneo o transportarla en avión hasta el Mar del Norte. Desde que ingresó en el Crema, Cleo ha engordado un tercio de su tamaño, a razón de tres kilos por semana. Ahora se ve fuerte, no como cuando la encontraron. Entonces, debido a una infección era un bebé débil con pocas posibilidades de salir adelante por sí mismo.

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Tanto Cleo como Marco han hecho un largo viaje hasta recalar en Málaga. Ahora, los biólogos del Crema sólo esperan que los dos puedan estar pronto nadando en algún mar. Juan José dice que aunque trabaje intensamente con los animales, no le entristece su suelta: 'Al contrario, te alegras porque sabes que va a sobrevivir y ese es nuestro objetivo'.

Una de las focas árticas, tratadas en las instalaciones del Crema en Málaga.SERGIO CAMACHO

Un hospital marino

El Centro de Recuperación de Especies Marinas Amenazadas (Crema) ha multiplicado con creces su actividad desde que comenzó a funcionar en 1994. En aquel año, apenas ingresaron a este hospital marino cuatro tortugas vivas. Poco a poco, la difusión de su trabajo y la creación de una red de voluntarios en toda Andalucía han contribuido a que su labor beneficie a más ejemplares marinos, entre tortugas, delfines y focas. Las cifras así lo demuestran. En lo que va de año, el Crema ha recibido unas 150 tortugas vivas para su recuperación, el triple que en años anteriores. De éstas, casi un centenar ha sido reintroducido en su hábitat y cerca de 40 permanecen en tratamiento en las instalaciones que el centro tiene en Málaga y desde donde coordina su trabajo para toda la comunidad autónoma. La labor del Crema desde su creación se ha visto respaldada con la firma de un convenio con la Consejería de Medio Ambiente para la recuperación de especies marinas amenazadas y la estrecha colaboración con la Consejería de Agricultura, con la que han acometido varias campañas contra la pesca y el consumo de inmaduros. Los éxitos cosechados con la recuperación de las tortugas marinas -que se sitúa por encima del 90%- no se han repetido con los delfines. Las tres crías que hasta ahora han llegado al centro malagueño a lo largo de este año, han muerto. Según las estadísticas, las causas más habituales del ingreso de las tortugas en el Crema están provocadas por el hombre: anzuelos, intoxicaciones con petróleo, atrapamientos en redes de pesca e ingestión de bolsas de plástico a las que estos animales confunden con medusas, su plato favorito. El Crema nació de la mano del Aula del Mar, una cooperativa formada en su mayoría por biólogos, que lleva una década trabajando en Málaga. El centro funciona como un hospital de especies marinas con quirófano y todo. Además de haber puesto en marcha el Crema, el Aula del Mar ha consolidado su labor de concienciación con los escolares, desarrolla un proyecto para la cría en cautividad del chanquete y prevé abrir un Centro de Interpretación Marino en Benalmádena.

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