RADIOGRAFÍA MUNICIPAL DE ALMERÍA

Mando 'con la venia' de los electores

Los proyectos para 2005 eclipsan una gestión municipal marcada por la búsqueda del consenso vecinal

Soberbia y autoritarismo, los dos grandes defectos que el PSOE recriminaba en el anterior mandato al popular Juan Megino, se han canjeado por pautas de diálogo y consenso para el actual equipo de gobierno (PSOE-IU) en Almería. Sin embargo, el aperturismo como carta de presentación se ha llevado a un grado tal que la estrategia podría volverse en contra justo en la recta final del mandato. Todo se pregunta o, al menos, se sondea para no dar ningún paso en falso. Contratos de barrio, negociación de fechas para obras públicas, cambios de días festivos en el calendario o hasta la modificación del ...

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Soberbia y autoritarismo, los dos grandes defectos que el PSOE recriminaba en el anterior mandato al popular Juan Megino, se han canjeado por pautas de diálogo y consenso para el actual equipo de gobierno (PSOE-IU) en Almería. Sin embargo, el aperturismo como carta de presentación se ha llevado a un grado tal que la estrategia podría volverse en contra justo en la recta final del mandato. Todo se pregunta o, al menos, se sondea para no dar ningún paso en falso. Contratos de barrio, negociación de fechas para obras públicas, cambios de días festivos en el calendario o hasta la modificación del pavimento en una avenida importante no se llevan a cabo sin la garantía del aplauso ciudadano. El último y más sonado caso lo representa la construcción del aparcamiento subterráneo en la calle Obispo Orberá, corazón del centro almeriense. Amén del retraso por la rectificación del proyecto para incluir una tercera planta y destacadas mejoras en la edificación, su sonada demora despertó suspicacias entre los propios comerciantes y las más enrabiadas críticas del grupo de la oposición, que ha visto en la tardanza ocultas intenciones de no iniciar 'jamás' el proyecto. Pero Obras Públicas ha dado luz verde al aparcamiento tras tener 'bien atado' el plan con los comerciantes en un rigurosísimo calendario de obras.

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La idea del consenso y la participación vecinal ha calado hasta en la remodelación de las líneas de autobús abordadas hace un año. El concejal del área invirtió tardes enteras con representantes vecinales comprobando in situ las distancias entre paradas y solicitando clemencia a los ciudadanos. 'Si no gusta el cambio, se deja como estaba, pero vamos a probar', insistía. La tímida gestión municipal se ha visto solapada y mitigada con la tutela que el Gobierno de la Junta de Andalucía ejerce en el Consistorio para el gran proyecto de la ciudad a corto plazo: la celebración de los Juegos Mediterráneos en 2005. Aunque la cifra de lo que la ciudad recibirá en concepto de infraestructuras para el evento deportivo supera los 50.000 millones de pesetas, Junta y Ayuntamiento no han dudado en comprometer bajo el horizonte 2005 obras y proyectos que ya debían estar finalizados: la construcción de la nueva sede de los juzgados en Almería, la rehabilitación del Palacio de los Marqueses de Cabra, la adecuación del antiguo Liceo para la instalación del Centro Andaluz de la Fotografía, la rehabilitación y reutilización del cargadero de mineral o la conclusión de la Autovía A-92 Sur, entre otros.

La desaparición de tres concejales del gobierno original en tan sólo dos años no ha favorecido tampoco la gestión de la coalición. El alejamiento progresivo entre el alcalde, Santiago Martínez Cabrejas, y el primer teniente de alcalde y secretario provincial del PSOE, Martín Soler, culminó en la dimisión del segundo. Los roces entre los dos líderes, negados con rotundidad, se adivinaron en el momento en que Soler anunció su decisión de dedicarse por entero a su cargo como parlamentario andaluz. Los dos políticos estuvieron faltos de reflejos al asegurar, sin haber sido preguntados, que sus relaciones eran 'fluidas y normales': excusa no pedida, acusación manifiesta.

La muerte del concejal de Deportes Juan Rojas propició que el alcalde asumiera muchas de las responsabilidades de su gran amigo que ahora compatibiliza con la presidencia del Comité Organizador de los Juegos Mediterráneos.

De otro lado, la dimisión de la concejala del Cultura Concha Márquez (IU) -justificada por motivos personales y muy especulada en el contexto político local- puso las miras en la capacidad de maniobra de IU dentro del pacto de gobierno. La exigencia del 12% del presupuesto municipal para Cultura jamás se ha cumplido so pretexto de la separación de esta área de la de Juventud y Deportes, antes unidas. Lo cierto es que IU puede tener complicado demostrar su gestión en 2003. El programa estrella de este partido, el de la construcción de viviendas económicas para jóvenes (50 metros cuadrados con plaza de aparcamiento por cinco millones de pesetas), apadrinado por el concejal de Urbanismo Diego Cervantes, ha sufrido permanentes reveses. La empresa adjudicataria del proyecto abandonó por no tener aval suficiente y la obra se iniciará en breve por una segunda constructora que tendrá difícil acabar antes de las próximas municipales. La segunda promoción de las viviendas para jóvenes ha quedado desierta a tenor de los pingües beneficios de las promotoras con la vivienda libre. De manera que la urbanización de la Villa Mediterránea es el único as que le queda en la manga a IU.

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Hay quienes auguran turbulencias a medida que se acerquen los nuevos comicios municipales pero, a pesar de los ataques 'legítimos' que puedan propinarse, la lealtad jurada entre los miembros del equipo de gobierno parece sólida.

Martínez Cabrejas, en el centro, sostiene con otros representantes municipales la bandera de Almería 2005.F. BONILLA

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