La policía atribuye a radicales católicos un asesinato en el Ulster

Dos desiguales casos de violencia en Irlanda del Norte, el 'brutal' asesinato de un protestante y el secuestro y explosión sin víctimas de un autobús, revelan el desconcierto que viven los republicanos radicales tras la decisión del IRA de destruir sus arsenales. La policía atribuyó ayer a paramilitares republicanos el asesinato de Charles Folliard, de 30 años, cuando salía con su novia, católica, de 16 años, de casa de ésta. Fue en Strabane, una localidad mayoritariamente católica al oeste de la provincia, cerca de la frontera con Irlanda. Folliard tenía conexiones con los paramilitares prote...

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Dos desiguales casos de violencia en Irlanda del Norte, el 'brutal' asesinato de un protestante y el secuestro y explosión sin víctimas de un autobús, revelan el desconcierto que viven los republicanos radicales tras la decisión del IRA de destruir sus arsenales. La policía atribuyó ayer a paramilitares republicanos el asesinato de Charles Folliard, de 30 años, cuando salía con su novia, católica, de 16 años, de casa de ésta. Fue en Strabane, una localidad mayoritariamente católica al oeste de la provincia, cerca de la frontera con Irlanda. Folliard tenía conexiones con los paramilitares protestantes y en 1991 fue sentenciado a 14 años de cárcel por colaborar en el asesinato de un compañero de trabajo católico.

Su muerte, la noche del lunes al martes, fue descrita por la policía local como 'la brutal y fría ejecución de un hombre delante de su novia'. La policía está convencida de que los asesinos son 'terroristas republicanos'. Pat Doherty, diputado local del Sinn Fein, se declaró 'seguro' de que el IRA es ajeno a los hechos y afirmó que 'el alto el fuego sigue intacto'.

En la periferia de Belfast, dos disidentes paramilitares católicos armados y enmascarados secuestraron un autobús y lo dejaron con cinco kilos de explosivos frente a una comisaría. El artefacto casero explotó cuando la policía intentaba desactivarlo, sin que se produjeran víctimas.

Aunque el asesinato de Strabane puede obedecer a razones tanto políticas como mafiosas, el secuestro del autobús pone de relieve el malestar que entre los sectores más radicales del activismo republicano ha causado la decisión del IRA de dejar las armas para siempre. Los dirigentes del Sinn Fein esperan que el IRA demuestre su tradicional disciplina y los disidentes no desaten de nuevo la violencia.

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