OPINIÓN DEL LECTOR

Ponga a punto sus motores

Salvo algunos extraños casos de adicción al trabajo, volver a Madrid después de un mes de vacaciones resulta una experiencia verdaderamente desalentadora. Consiste sencillamente en dejar el paraíso para meterse en la jungla del asfalto; en pasar de los baños al atardecer en alta mar al encierro permanente en un cuatro latas en interminables tapones circulatorios; de las apacibles charlas del mercado del pueblo y los vinitos con los amigos en las noches estrelladas, a las duras relaciones laborales; de las siestas interminables al madrugón contra reloj. Hay que aceptarlo, aquí es donde vivimos....

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Salvo algunos extraños casos de adicción al trabajo, volver a Madrid después de un mes de vacaciones resulta una experiencia verdaderamente desalentadora. Consiste sencillamente en dejar el paraíso para meterse en la jungla del asfalto; en pasar de los baños al atardecer en alta mar al encierro permanente en un cuatro latas en interminables tapones circulatorios; de las apacibles charlas del mercado del pueblo y los vinitos con los amigos en las noches estrelladas, a las duras relaciones laborales; de las siestas interminables al madrugón contra reloj. Hay que aceptarlo, aquí es donde vivimos.

Me resigno a no saber cuándo hay luna llena, a ver a mis amigos una vez a la semana, a madrugar, a dejar de oler a jazmines y nardos. Pero, señor alcalde, ¿por qué nos lo hace usted todavía más difícil teniendo que tragar esos pestilentes humos que salen de todos los tubos de escape de los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes?

Nosotros revisamos los motores; además, usted nos obliga. ¿Acaso esa obligación no les atañe a ustedes?

Señor alcalde, ya es duro que no haga nada efectivo por solucionar los problemas de tráfico de la ciudad, pero que además sean sus autobuses los que más contaminen...

No hable tanto de medidas contra la contaminación atmosférica y gástese el dinero en poner a punto sus motores. Nos evitará a los madrileños muchas conjuntivitis, catarros persistentes y la desagradable sensación de estar viviendo siempre entre humos.

Se lo agradeceremos todos.

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