CARTAS AL DIRECTOR

Célula durmiente

Mi condición de residente en España procedente del mundo islámico (inferior, según algunos, a la civilización occidental) me permite ver los recientes acontecimientos con más perspectiva. La superioridad (y para mí, lo atractivo) del mundo occidental (más en Europa que Estados Unidos) reside en las cuestiones sociales de libertad, igualdad y justicia. No importa la orientación sexual, las creencias religiosas, el color de la piel. Todos tenemos los mismos derechos y merecemos el mismo respeto. Incluso los delincuentes (importados o autóctonos) y los terroristas (hasta ahora, autóctonos), a pes...

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Mi condición de residente en España procedente del mundo islámico (inferior, según algunos, a la civilización occidental) me permite ver los recientes acontecimientos con más perspectiva. La superioridad (y para mí, lo atractivo) del mundo occidental (más en Europa que Estados Unidos) reside en las cuestiones sociales de libertad, igualdad y justicia. No importa la orientación sexual, las creencias religiosas, el color de la piel. Todos tenemos los mismos derechos y merecemos el mismo respeto. Incluso los delincuentes (importados o autóctonos) y los terroristas (hasta ahora, autóctonos), a pesar del daño que producen, gozan de plenos derechos. En los medios de comunicación se hablaba de presuntos ladrones, asesinos o terroristas, incluso cuando lo son claramente.

Me imagino que estos principios y convicciones son producto de años y siglos de esfuerzos de revolucionarios e intelectuales. Algo ejemplar, digno de perpetuarse. Pero vienen los ataques terroristas en Estados Unidos y viene la amenaza. O estáis con el terrorismo o contra el terrorismo. Sólo dos opciones nos han sido dadas. Un examen de elección múltiple, donde no figura la respuesta correcta: la de nosotros queremos construir un mundo justo para todos. De repente nos encontramos en una situación de tener que elegir entre destruir con nuestras propias manos eso que hemos construido con tanto sacrificio o perder la amistad de nuestro aliado transatlántico, con el desastre económico que esto conlleva. Ya hemos elegido, ya lo veo.

Lo veo en la actitud policial y periodística ante el caso de la recién desmantelada célula terrorista durmiente. En este caso no se describe a sus protagonistas como presuntos miembros de una presunta célula. ¿Será este cambio motivado por las pruebas irrebatibles que fueron incautadas? Aparentemente se trata de pruebas muy incriminatorias, ya que el jefe de la policía se dejó fotografiar lleno de orgullo ante el material encontrado. Unos Coranes, unos prismáticos de buena calidad, un ordenador con escáner, una máquina plastificadora, unos teléfonos móviles, una agenda con dibujos infantiles y unos vídeos que evidencian el mal gusto de aquella gente. No había armas de fuego, explosivos, documentación falsa, bombas ni detonadores. Y el apoyo logístico a la guerra de Chechenia al parecer consistía en el envío de una 'enorme cantidad de mantas'. A mí me parece esto una célula demasiado durmiente como para justificar toda esta propaganda. Este impuesto ambiente de alarma y propaganda es para mí desafortunadamente muy familiar. Lo viví muchas veces en mi país de origen (retrasado, según el señor Berlusconi), y normalmente es la antesala de una caza de brujas muy tercermundista.

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