Carles Santos defiende la renovación escénica de la ópera 'sin tocar la partitura'

El músico estrena en el Teatro Principal de Valencia 'El barbero de Sevilla', de Rossini

'Estoy en una edad buena', dice Carles Santos. Y es que el músico de Vinaròs, de 60 años, no para. Sus últimos espectáculos han conseguido el aplauso unánime del público y de la crítica, tanto en España como fuera de sus fronteras. 'Lo que pasa es que trabajo mucho', explica el director de escena de la ópera El barbero de Sevilla, de Gioacchino Rossini, que se estrena hoy en el Teatro Principal de Valencia (con funcionaes el jueves y el sábado). Santos defiende incorporar artistas procedentes de diferentes disciplinas para la renovación escénica de la ópera, pero 'sin tocar la pa...

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'Estoy en una edad buena', dice Carles Santos. Y es que el músico de Vinaròs, de 60 años, no para. Sus últimos espectáculos han conseguido el aplauso unánime del público y de la crítica, tanto en España como fuera de sus fronteras. 'Lo que pasa es que trabajo mucho', explica el director de escena de la ópera El barbero de Sevilla, de Gioacchino Rossini, que se estrena hoy en el Teatro Principal de Valencia (con funcionaes el jueves y el sábado). Santos defiende incorporar artistas procedentes de diferentes disciplinas para la renovación escénica de la ópera, pero 'sin tocar la partitura'.

Afable, solícito y tranquilo, Santos no abandona en ningún momento el punto de ironía y el sentido del espectáculo que impregnan toda su obra, incluso en las presentaciones más convencionales. Ayer, atendió a los medios de comunicación en compañía de sus niños, dos enormes galgos afganos, Macrino y Asdrúbila, que miraban impertérritos a su alrededor.

Premio al mejor espectáculo teatral en el último Festival de Edimburgo y reciente Premi Nacional de Teatre de la Generalitat catalana, ambos concedidos por su obra Ricardo y Elena, el compositor sostiene que se abre un 'futuro muy positivo' a la ópera, gracias a la incorporación y aproximación a este género de artistas pertenecientes a otras disciplinas. Al mismo tiempo, subraya el hecho de que el público también se ha renovado. 'Ya no está tan pendiente de seguir las partituras o de comprobar si a un cantante le falla la voz en un momento dado, sino que quiere una propuesta innovadora', apunta.

Es un público más joven, con una formación distinta, que asume con naturalidad la introducción de 'lenguajes complementarios', como la gestualidad, la forma de organizar la escena y el comportamiento de los cantantes. Ahora bien, 'las partituras son intocables', asevera con rotundidad el músico, que por primera vez ha aceptado el encargo de la dirección escénica de una ópera, no escrita por él. Y Rossini se ajusta perfectamente a sus ideario: 'Si viviera ahora también haría cosas de este tipo porque ha habido muchos cambios en el mundo de la ópera', argumenta.

No obstante, insiste en que, al contrario de lo que sucede en el teatro, donde es habitual cambiar o modificar textos, él no se atrave a tocar las composiciones. En este sentido, Santos invita a los amantes de siempre de la ópera a no tener ninguna reticencia con este montaje de El barbero de Sevilla en virtud del 'seguimiento absoluto de la partitura'.

'Siempre he sido muy riguroso en el concepto, aunque la gente se fija más en lo anecdótico, en la artitulación teatral, que si pongo un piano en el mar, que si...', añade el músico de Vinaròs con humor.

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Santos retomó el discurso que caracteriza su obra para denunciar el estacamiento de la renovación de la música con respecto a otras artes, como la pintura. 'Ni siquiera los músicos tienen interés por saber qué es lo que se está componiendo ahora y por interpretarlo, sino que el repertorio siempre es el mismo', agrega. Santos se pregunta por qué se asume la obra de Marcel Duchamp, por ejemplo, o del dadaísmo y, sin embargo, se ignora a músicos de la talla de John Cage.

Su interés por la música contemporánea y de vanguardia no impide al compositor de Vinaròs expresar su amor por Rossini, que 'podría ser valenciano'. 'Tiene algo que hace que nos entendamos perfectamente', explicó Santos sobre el popular e irónico compositor italiano, autor también de recetas culinarias como los canelloni Rossini.

El barbero de Sevilla, una coproducción entre el Institut Valencià de la Música y el Festival de Peralada, donde se estrenó, es el tercer espectáculo de Santos que se representa en menos de un año en Valencia, tras Ricardo y Elena y las piezas para la inauguración de la Bienal de Valencia. La dirección musical corre a cargo de Antonio Pirolli, quien subrayó el 'espíritu irónico' del montaje. Además de Antoni Comas, Josep Ferrer, Angel Odena y Itxaro Mentxaka, el reparto incluye a la soprano valenciano Elena de la Merced. En su primer montaje de este tipo, la cantante valenciana destacó los elementos teatrales del 'divertido y extraordinario' espectáculo, que en ningún momento 'perjudican o fuerzan la voz'. La Orquesta de Valencia y el Coro de la Generalitat también participan en el montaje.

Carles Santos, ayer en Valencia.CARLES FRANCESC

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