Alcances cierra su 33ª edición con un balance optimista, pero sin euforia

El director del festival apuesta por el 'corto'

Después de diez jornadas de cine para todos los gustos, la 33ª edición de la Muestra Cinematográfica del Atlántico, Alcances 2001, concluía ayer con la satisfacción general de la organización y del público. 64 largometrajes, 62 cortos y 10 programas de vídeo conformaron una oferta con representación de 19 países, lo que supone una nueva marca para esta cita. De este programa, el director de Alcances, José María Sánchez Villacorta, destaca 'el hecho de que hayamos destinado una sala exclusivamente para la proyección de cortos', por lo que entiende como la 'consolidación del género...

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Después de diez jornadas de cine para todos los gustos, la 33ª edición de la Muestra Cinematográfica del Atlántico, Alcances 2001, concluía ayer con la satisfacción general de la organización y del público. 64 largometrajes, 62 cortos y 10 programas de vídeo conformaron una oferta con representación de 19 países, lo que supone una nueva marca para esta cita. De este programa, el director de Alcances, José María Sánchez Villacorta, destaca 'el hecho de que hayamos destinado una sala exclusivamente para la proyección de cortos', por lo que entiende como la 'consolidación del género como cantera de jóvenes creadores'.

Alcances 2001 ha permitido tomar el pulso a la producción cinematográfica actual, en la que según Sánchez Villacorta 'muchos directores están analizando la situación que vivimos con una mirada muy realista, casi rayana en el pesimismo, que se contrapone a la evasión del cine de consumo más habitual en nuestras pantallas. Precisamente, uno de los temas más abordados es la falta de comunicación', asegura.

Observando la nacionalidad de las distintas películas exhibidas, se deduce que el cine europeo, especialmente el procedente del Reino Unido y Francia, siguen gozando de una excelente salud y capacidad de riesgo, como han demostrado trabajos como Lovers de Jean-Marc Barr, El último recurso de Pawel Pawlowski o The golden bowl, de James Ivory. No obstante, la más grata sorpresa del festival la dio El círculo, una producción italo-iraní de Jafar Manahi. 'Aunque Irán siempre tuvo una gran tradición audiovisual, explica Sánchez Villacorta, 'este país se ha convertido en los últimos años en uno de los más fuertes, dentro de su contexto'.

La participación española, no obstante, permite albergar optimismo, pero alejado de la euforia. 'Se hacen muchas más películas, pero te das cuenta de que no todo es el número', dice Sánchez Villacorta. 'Se ha producido una importante eclosión de actores y directores, y de algún modo se están creando los cimientos para una futura industria. Nuestro papel en este sentido es rescatar una serie de obras que no entran en los canales de distribución y exhibición comercial, ya que casi la mitad de las producciones españolas no se estrenan o lo hacen de un forma muy deficiente'.

Respecto al público de Alcances, el director distingue dos líneas: 'Por un lado los que tratan de mantener el contacto con el cine más actual, y por otro los que quieren aprovechar la recuperación del cine clásico para la pantalla grande, entendiendo el concepto de clásico más allá de lo puramente cinematográfico'. A la espera de las cifras definitivas de asistencia, se sabe que los atentados de esta semana en Estados Unidos, así como el fútbol televisado, son factores de resentimiento en la taquilla.

En cualquier caso, ha podido comprobarse que la figura del alcancista, nombre con el que se conoce al espectador asiduo de esta muestra, está siendo renovada por las nuevas generaciones. 'Es uno de los fundamentos que nos permiten ser optimistas', celebra Sánchez Villacorta. 'Después de 33 años de andadura, podemos hablar ya de una tercera generación de alcancistas'. Por extraño que parezca, los ciclos más seguidos por el público joven han sido, entre otros, los dedicados a Buster Keaton y Alberto Sordi. También ha experimentado un importante impulso el espacio alternativo del Baluarte de Candelaria, donde han sido proyectados clásicos como El Golem, Doctor Mabuse o El barón de Munchhausen.

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En definitiva, un balance positivo para una muestra que ya es historia. Desde la semana próxima, José María Sánchez Villacorta y su equipo empezarán a pensar en Alcances 2001. 'Sólo tenemos claro que seguiremos trabajando en la línea ya marcada, tratando de que el año que viene la oferta sea aún más amplia y variada', apostilla.

Una cita que quiere crecer

Fundada por Fernando Quiñones entre zancadillas oficiales hacia el año 1969, la muestra Alcances supuso un inmejorable complejo vitamínico para la anemia cultural del momento. El arte, la música, la literatura y el cine se concentraban en un verdadero oasis en medio del desierto, y más de un disgusto costó a sus gestores. Por mucho que estos sean otros tiempos, los sucesivos directores de esta cita se han visto obligados a combatir los abusos del cine de Hollywood y seducir a un público saturado de televisión basura. Todo esto con un presupuesto muy ajustado, que este año ascendía a 23 millones de pesetas, insuficiente para los despliegues espectaculares de los festivales al uso. Nada de ello ha quitado lustre a una edición equilibrada en sus contenidos, que incluyó cuatro notables exposiciones y acogió la presentación de los libros Gaditanos en el cine de José Manuel Serrano, y Sopa de cine de Juan Carlos Palma, así como una panorámica de vídeos de animación en colaboración con Canal +. Desde la serenidad y la modestia, Alcances no pierde las ganas de crecer.

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