Reportaje:

El negocio familiar de ocultar inmigrantes

La Policía halla por segunda vez en pocos meses decenas de inmigrantes ilegales en una vivienda de Ceuta

En el número 120 de la Agrupación Norte, en el arrabal de Príncipe Felipe de Ceuta, está una de las numerosas viviendas que se dedican en esta barriada a ocultar inmigrantes indocumentados. La zona, marginal y muy próxima a la frontera con Marruecos, es utilizada con profusión por las redes de la inmigración clandestina para esconder a los irregulares hasta que son embarcados en pateras. En ese número de la calle, la Policía detuvo el pasado martes a su inquilina, una mujer marroquí identificada como Fátima M. M., que tampoco disponía de documentación para justificar su residencia en Ceuta. L...

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En el número 120 de la Agrupación Norte, en el arrabal de Príncipe Felipe de Ceuta, está una de las numerosas viviendas que se dedican en esta barriada a ocultar inmigrantes indocumentados. La zona, marginal y muy próxima a la frontera con Marruecos, es utilizada con profusión por las redes de la inmigración clandestina para esconder a los irregulares hasta que son embarcados en pateras. En ese número de la calle, la Policía detuvo el pasado martes a su inquilina, una mujer marroquí identificada como Fátima M. M., que tampoco disponía de documentación para justificar su residencia en Ceuta. La mujer ha pasado a disposición judicial por un presunto delito contra los derechos de los trabajadores, y es la segunda persona perteneciente a la misma familia que tiene que acudir ante el juez en el plazo de muy pocos meses por hacer negocio a costa de esconder a inmigrantes indocumentados.

En la misma actuación, los policías, que irrumpieron en la casa a las siete de la mañana, localizaron a otros 40 inmigrantes marroquís, entre ellos dos mujeres, que alojados en condiciones infrahumanas, en poco más de 21 metros cuadrados, esperaban su traslado a las costas de Cádiz. Todos han sido ya repatriados a Marruecos en aplicación de la Ley de Extranjería.

Falsificación de pasaportes

Ésta es la segunda vez en poco más de cuatro meses que los agentes efectúan detenciones en esa misma vivienda. A finales del pasado mes de mayo arrestaron a su propietario, el hijo de Fátima M. M., Mustafá El Marzgioui, marroquí, de 31 años, que se dedicaba además a la falsificación de pasaportes. El negocio familiar era, pues, el alojamiento de inmigrantes, a los que les cobraba precios abusivos (entre medio millón y 700.000 pesetas) por una estancia en condiciones infrahumanas (dormían en el suelo, entre mantas y cartones, y los agrupaba en tres habitaciones de nueve metros cuadrados) y un viaje en zodiac con final incierto. Los 40 marroquíes que ocultaban les habían proporcionado la suma de 20 millones de pesetas.

La Policía consideraba a El Marzgioui como el máximo responsable de la organización en Ceuta, aunque la banda ha seguido trabajando a pesar de la detención del jefe, ya que como es habitual en este tipo de redes existen fuertes ramificaciones al otro lado de la frontera.

Se estima que este año el número de marroquíes que ha pasado por la vivienda podría superar los 300, teniendo en cuenta que algunas veces debían permanecer en ella varias semanas, antes de que pudieran embarcar desde algún punto de la costa norte de Ceuta, la más cercana a las playas de Cádiz. La vivienda de seguridad desmantelada, al igual que en otras ocasiones, estaba situada en una barriada marginal de difícil control para las autoridades de Ceuta, como es la Agrupación Norte, a medio camino entre Príncipe Alfonso y Príncipe Felipe, dos núcleos de marginalidad con elevados índices de delincuencia y desempleo.

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Las investigaciones para desmantelar esta red se remontan a principios del pasado mes de mayo, cuando la Guardia Civil interceptó muy cerca de la playa de Calamocarro una zodiac con 47 inmigrantes indocumentados, que era pilotada por un menor marroquí. Las pesquisas dieron como resultado la localización de la vivienda de la que partió el contingente de inmigrantes, en el número 120 de la Agrupación Norte, una zona que la policía califica como 'altamente conflictiva'. En sus inmediaciones se organizó a partir de ese momento un dispositivo de vigilancia. Los agentes de policía constataron que en los días posteriores llegaron a la casa nuevos grupos de magrebíes y que no volvían a salir de ella.

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