Al menos seis osos pardos deambulan en libertad por los Pirineos

Hacía tres décadas que los osos pardos se habían extinguido en los Pirineos. Pero, hoy, en una zona de 350 kilómetros encajada entre Huesca, Lleida y Francia, al menos seis osos pardos viven en libertad, según el responsable del área de Medio Ambiente del Conselh Generau d'Aran, Xavier Marco. Este cambio es fruto del programa Life, que arrancó hace cinco años pese al rechazo de los agricultores y cazadores catalanes.

Tras los controles realizados por los técnicos, éstos han comprobado que los ejemplares están actualmente 'más esparcidos que nunca' por el Pirineo, desde que fueron...

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Hacía tres décadas que los osos pardos se habían extinguido en los Pirineos. Pero, hoy, en una zona de 350 kilómetros encajada entre Huesca, Lleida y Francia, al menos seis osos pardos viven en libertad, según el responsable del área de Medio Ambiente del Conselh Generau d'Aran, Xavier Marco. Este cambio es fruto del programa Life, que arrancó hace cinco años pese al rechazo de los agricultores y cazadores catalanes.

Tras los controles realizados por los técnicos, éstos han comprobado que los ejemplares están actualmente 'más esparcidos que nunca' por el Pirineo, desde que fueron liberados los primeros animales en las inmediaciones de la población francesa de Melles, muy cerca de la Val d'Aran. Sólo uno de los osos lleva radiotransmisor en su collar, de modo que buena parte de la información se deduce de los rastros y pisadas que dejan los animales, según declaró Xavier Marco a Efe.

Así, se sabe que un oso macho joven, de más de 100 kilos de peso, deambula por el valle de Aspet, cerca de Canfranc. Otro oso adulto, Pyros, liberado en 1997, suele habitar en el monte de Luchon (Francia). A Giva, la única osa adulta y la primera que se liberó en 1996 procedente de Eslovenia, se la ha visto por la parte francesa que linda con las montañas de Canejan, en el Aran.

Entre Andorra y las montañas del Canigó, en el macizo de Carlit, deambulan dos osos jóvenes. Y en la zona del Port de Salau, entre la comarca catalana del Pallars Sobirà y Francia, se ha avistado de forma esporádica algún ejemplar. Los técnicos sospechan que hay más ejemplares en este área, que serían descendientes de la osa Melba, abatida por un cazador en 1998, o bien de Giva.

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