Reportaje:

Una joya enterrada en Penáguila

El Jardín de Santos, de estilo neoclásico, entra en la ruta privilegiada del turismo rural

Para llegar al jardín con más especies florales que se conoce hay que subir casi hasta la cima de la Sierra Aitana. A mediados del siglo XIX medio centenar de plantas, arbustos y flores de los cinco continentes iniciaron en Penáguila su particular letargo de la mano de un terrateniente local: Joaquín Rico Soler. Una persona enamorada de la naturaleza y de sus encantos, así concibió el Jardín de Santos, que se extiende a lo largo de 600 metros cuadrados.

Este hacendado invirtió su tiempo y su fortuna en este paraje, que cuenta con valiosas especies catalogadas por la Consejería de Medio ...

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Para llegar al jardín con más especies florales que se conoce hay que subir casi hasta la cima de la Sierra Aitana. A mediados del siglo XIX medio centenar de plantas, arbustos y flores de los cinco continentes iniciaron en Penáguila su particular letargo de la mano de un terrateniente local: Joaquín Rico Soler. Una persona enamorada de la naturaleza y de sus encantos, así concibió el Jardín de Santos, que se extiende a lo largo de 600 metros cuadrados.

Este hacendado invirtió su tiempo y su fortuna en este paraje, que cuenta con valiosas especies catalogadas por la Consejería de Medio Ambiente, y convirtió en jardín uno de los barrancos preferidos del caudillo moro, Al Azraq, antiguo dueño y señor de estas tierras durante la dominación árabe.

Esta población que durante siglos convivió con los habitantes de estas montañas dejó numerosas especies vegetales nuevas a las que pronto se sumaron otras de Asia, Europa y América, y que Joaquín Rico importó para el jardín.

Superado el primer siglo de vida y los baches que ha supuesto para la continuidad de este singular botánico, el expolio y la falta de ayudas, el Ayuntamiento de Penáguila, localidad que no supera los 300 habitantes en invierno, quiere sacar partido a este parque que entre sus encantos ofrece la posibilidad al visitante de comprobar si es cierta la voracidad que se asocia a las plantas carnívoras. En el lado opuesto puede comprobarse la casi humana reacción de una planta conocida como vergonzosa, que se oculta

con el tacto.

No es este el único ni el principal atractivo. El botánico de estilo neoclásico, que pasó a ser de propiedad municipal en 1987 tras la cesión al municipio por parte de Balbina Rico, sobrina del terrateniente promotor, es una sucesión de tejos centenarios, magnolias, cedros de Líbano, palmeras, un boj inglés y laberintos de cipreses entre otras tantas especies florales como la exótica magnolia, rosales... Un fantástico cóctel étnico que sólo supera la selección francesa de fútbol.

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Tras pasar por el invernadero, atravesar el estanque artificial e imaginar el exotismo que conferiría en su día la pajarera gigante, hoy vacía, aún quedan más sorpresas. Una gruta artificial muestra el limite del parque. Se trata de una pequeña cueva con estalactitas y estalagmitas.

Después de una etapa de declive, que se produjo durante la segunda mitad del siglo XX, el Jardín de Santos, comienza ahora recuperar parte de su esplendor. Durante años el mantenimiento de este botánico ha sido posible gracias a la voluntad y el trabajo de José Picó conocido en Penáguila como El jardiler, hijo y nieto de los jardineros que tuvo este recinto. Ahora una empresa de Valencia, es la encargada de la mejora y mantenimiento del botánico. Y la reforma más inmediata que se prevé poner en marcha pasa por convertir el pabellón, que se alza junto a la puerta de acceso en la sala de exposiciones. En esta obra la Diputación de Alicante se ha comprometido a invertir 36 millones de pesetas. Además este verano se ha comenzado a trabajar en la restauración del Barranco de Al-Azraq, que conduce a través de un camino rodeado de cipreses hasta la antigua casa señorial del creador del jardín.

El botánico abarca 600 metros cuadrados de una señorial propiedad privada, cedida al Ayuntamiento.CIO

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