DESDE MI SILLÓN | TOUR 2001 | Decimoquinta etapa

El espectáculo más grande

Pasen y vean, señoras y señores; pasen y vean. Disfruten de la oportunidad única de contemplar al maravilloso circo itinerante del señor Leblanc. El espectáculo más maravilloso del universo. Tigres, leones, elefantes, cocodrilos, serpientes sibilinas y, sobre todo, nuestro número estelar con más de 100 graciosísimos monos vestidos de todos los colores, que aseguran la diversión por sí mismos. Pasen, avancen sin miedo entre ellos; no muerden, o al menos, no muy a menudo. Veánlos a todos juntitos en el village, degustando un café tranquilamente, como si no fuesen enemigos, como si no fues...

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Pasen y vean, señoras y señores; pasen y vean. Disfruten de la oportunidad única de contemplar al maravilloso circo itinerante del señor Leblanc. El espectáculo más maravilloso del universo. Tigres, leones, elefantes, cocodrilos, serpientes sibilinas y, sobre todo, nuestro número estelar con más de 100 graciosísimos monos vestidos de todos los colores, que aseguran la diversión por sí mismos. Pasen, avancen sin miedo entre ellos; no muerden, o al menos, no muy a menudo. Veánlos a todos juntitos en el village, degustando un café tranquilamente, como si no fuesen enemigos, como si no fuesen luego los mismos que guerrean entre ellos. Contrasten sus gestos, ahora relajados, como si no tuvieran luego nada que hacer, o sí, dar un paseíto en bicicleta bajo el indulgente sol del macizo central que hoy luce; y, poco después, tensos, agresivos, con esos incisivos afilados con rigor y paciencia en la trastienda, como si algo muy importante, casi más que sus propias vidas, estuviese en juego. Veánlos tan morenitos, con esas piernas tan fibrosas y tan bien depiladas, con esos músculos y tendones tan marcados después de las palizas acumuladas durante estas dos semanas en las que hemos actuado y triunfado por los mejores escenarios de toda Francia.

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Fíjense en su anatomía y conozcan las diferencias de razas y colores -los tenemos de todo tipo-. Observen a los golosos, los abonados a la gula, egoístas natos, con un hambre insaciable de victorias. Aún con las migas en la boca, y ya peleando por el próximo trozo de pastel. ¡Ah!, y por favor, no se dejen engañar por esos con cara de derrotados. Lloran, pero no caigan en el error de intentar mitigar sus penas, porque también para ellos tenemos reservada una gran fiesta en nuestra última gran función de París.

Pedro Horrillo es corredor del Mapei.

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