'La entrega de Milosevic fue una compraventa'

Los serbios en España cuestionan al tribunal internacional y preferirían ver al ex dictador juzgado en Yugoslavia

'La extradición de Milosevic ha sido un contrato de compraventa'. Lo afirma rotundamente Dragana Bajic, serbia de 46 años que llegó a España hace diez, empujada por la 'insostenible' situación de un país que comenzaba una década de horror bajo la dictadura de Milosevic. Ejerce como lectora de serbio en la Universidad y forma parte de la comunidad de 3.000 yugoslavos que viven en España, la mayoría en Madrid, Barcelona y Málaga, según la embajada. 'Me sentó mal la coincidencia entre los créditos occidentales y la entrega', apunta Liliana Medic, ingeniera de 38 años, 'porque significa que nuestr...

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'La extradición de Milosevic ha sido un contrato de compraventa'. Lo afirma rotundamente Dragana Bajic, serbia de 46 años que llegó a España hace diez, empujada por la 'insostenible' situación de un país que comenzaba una década de horror bajo la dictadura de Milosevic. Ejerce como lectora de serbio en la Universidad y forma parte de la comunidad de 3.000 yugoslavos que viven en España, la mayoría en Madrid, Barcelona y Málaga, según la embajada. 'Me sentó mal la coincidencia entre los créditos occidentales y la entrega', apunta Liliana Medic, ingeniera de 38 años, 'porque significa que nuestra política interior no es independiente, como una república bananera'. Ducan Vrga, pintor de 38 años, afirma que 'se pisó la Constitución por la política del dólar', refiriéndose así a la rápida entrega del ex dictador por parte del Gobierno serbio, que ignoró la decisión del Tribunal Constitucional de suspenderla hasta verificar su legalidad. Y añade que 'se hizo por presiones de EE UU y Europa', de los que dependía el oxígeno de 250.000 millones de pesetas para la asfixiada economía yugoslava. 'Fue un chantaje económico', asegura Dragan Ilic, informático de 35 años. Y está además 'la división que ha provocado esto en el Gobierno', según Adrijana Desnica, ama de casa de 36 años.

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En lo que también coinciden los entrevistados es en la convicción de que el Tribunal de La Haya (TPIY) es ilegal y practica una política de doble rasero, por la que la mayoría de los juzgados son serbios. 'Como en los matrimonios, en una guerra siempre hay dos partes; ¿por qué a Croacia se le permite juzgar a dos generales por crímenes de guerra y a los serbios no se nos da esa oportunidad?', pregunta Liliana. Dragana califica al TPIY de 'institución política para dominar, creada por los dueños del mundo, EEUU y Alemania. Si ante él comparecieran Clinton, el general Clarke y Solana, entonces sí se podría considerar su validez'. Milan Kulina, publicista de 45 años, tacha el juicio de 'farsa para justificar 78 días de bombardeos de la OTAN sobre gente inocente' y cuestiona: 'Por qué no se juzga a Fujimori, o a Putin por lo de Chechenia'.

Su desacuerdo con la entrega del ex dictador no significa que comulguen con Milosevic. 'Tendría que haber sido juzgado en Belgrado por todo el daño que ha hecho a nuestro país', opina Dragan. Y Liliana recuerda que Milosevic es culpable de el éxodo de jóvenes fuera del país. 'En sólo tres meses, a finales de 1993, tuvieron que emigrar 20.000 jóvenes: médicos, ingenieros, arquitectos, huyendo de la política de Milosevic. Somos sus víctimas, pero también somos víctimas de una guerra mediática de Occidente, que nos identifica con él. Carla del Ponte [fiscal del TPIY] dice que éste no es un juicio contra el pueblo serbio, pero es difícil para nosotros creer en la justicia internacional. Es como si nuestro destino no estuviera en nuestras manos'.

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