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Lo mejor que le ha podido ocurrir al PSOE y a Manuel Chaves es tener enfrente al actual PP, a Teófila Martínez y a Antonio Sanz, las dos puntas de lanza de la derecha andaluza. Si los socialistas tuvieran como alternativa otra derecha y otros talantes, en estos momentos lo tendrían bastante mal. Han sido importantes los errores cometidos por el gobierno y la dirección socialista; el principal: el desconcierto y cambio de rumbo respecto de las cajas sevillanas. Lo que en un primer momento fue una grave falta de sintonía y coincidencia entre la Consejería de Hacienda y la Presidencia en los paso...

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Lo mejor que le ha podido ocurrir al PSOE y a Manuel Chaves es tener enfrente al actual PP, a Teófila Martínez y a Antonio Sanz, las dos puntas de lanza de la derecha andaluza. Si los socialistas tuvieran como alternativa otra derecha y otros talantes, en estos momentos lo tendrían bastante mal. Han sido importantes los errores cometidos por el gobierno y la dirección socialista; el principal: el desconcierto y cambio de rumbo respecto de las cajas sevillanas. Lo que en un primer momento fue una grave falta de sintonía y coincidencia entre la Consejería de Hacienda y la Presidencia en los pasos a dar ante el proyecto financiero, por reacción del PP se convirtió en una cuestión de vida o muerte para la hegemonía socialista en Andalucía. El acoso desmedido del PP convirtió al PSOE en un partido con capacidad de unirse y establecer una mejor línea de defensa.

El debate del estado de la Comunidad ha supuesto el cambio de paso. Como buenos profesionales de la política, los socialistas fueron capaces de salir del debate de forma muy diferente a como entraron. Convirtieron la línea de defensa en punta de ataque con proyectos novedosos, al menos para dar juego en este tipo de debates y provocar en el adversario la desorientación. Lo consiguieron. De hablar de la corrupción y el control político de las cajas, cantinela popular que rellena páginas de periódicos pero no aporta ninguna idea programática para un partido que quiere gobernar, hemos terminado hablando de la segunda modernización, de la reforma del estatuto y del futuro demográfico de Andalucía.

Las encuestas rápidas que se han hecho tras el otro debate parlamentario, el del estado de la nación, han comentado dos cosas: que Aznar no ha perdido puntos y que Zapatero ha superado la prueba. El dirigente socialista, al que se le puede criticar la suavidad ante un gobierno del PP con evidentes fracasos, ha logrado fijar su firma en puntos claves para el futuro: el estado del bienestar, la convergencia tecnológica, la reforma del Senado y el proyecto cultural. Con eso ha ganado su papel alternativo. Está por ver que los populares andaluces sean capaces de apuntar algo que no sea bronca e insulto.

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