Columna

Responsables

Posiblemente este año 2001 marque un punto de inflexión fundamental en el devenir social y político de Andalucía como Comunidad Autónoma. Algunas circunstancias se han juntado para forjar uno de los mayores estropicios que se conocen contra el proyecto de Andalucía como región autónoma. Tras los acontecimientos que sacuden la vida de algunas cajas de ahorros andaluzas, cuyo final todavía no está escrito, será difícil hablar de cohesión, vertebración y articulación andaluza, términos claves para entender la retórica institucional y política de los últimos 20 años. ¿Responsables? Podríamos decir...

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Posiblemente este año 2001 marque un punto de inflexión fundamental en el devenir social y político de Andalucía como Comunidad Autónoma. Algunas circunstancias se han juntado para forjar uno de los mayores estropicios que se conocen contra el proyecto de Andalucía como región autónoma. Tras los acontecimientos que sacuden la vida de algunas cajas de ahorros andaluzas, cuyo final todavía no está escrito, será difícil hablar de cohesión, vertebración y articulación andaluza, términos claves para entender la retórica institucional y política de los últimos 20 años. ¿Responsables? Podríamos decir que lo son todos aquellos que han tenido mayor o menor participación en estos lamentables sucesos.

Empezando por los partidos, ninguno se salva de haber colaborado al deterioro del proyecto de integración regional. El partido gobernante cometió el error de haber iniciado un propósito serio, el de la caja única andaluza, sin haber contado con la coherencia mínima de su propio partido. Desde Sevilla le vino el castigo y en cuanto Chaves cedió ante B&B se inició la escalada que hemos visto. El PA, sumido en su crisis y en sus necesidades de intendencia, ha hecho cualquier cosa menos defender el proyecto andaluz que dicen representar en exclusiva. IU, un día por aquí otro por allí, y sin decir nunca a qué diseño financiero se apunta. ¿Y el PP? Su actitud de echar leña al fuego, de aprovechar cualquier mínimo resquicio para acosar al Gobierno de la Junta lo descalifica como partido de gobierno. Uno de los espectáculos más indecentes ha sido el de escuchar a ministros y ex ministros de los gobiernos de Aznar hablando del asunto de las cajas importándoles un bledo el cumplimiento de la ley. Cualquier cosa valía para el desmedido acoso.

También algunos de los interlocutores sociales se ha retratado. ¿Qué porvenir tenemos con una cúpula empresarial tan provinciana, castiza y folclórica? ¿Cómo podrá Andalucía ser una comunidad emprendedora si sus dirigentes empresariales pretenden hacer política desde la empresa y quieren convertir la política en una empresa? Alguna vez habrá que denunciar que aquellos que cobran sus subvenciones millonarias de planes de concertación firmados con la Junta son los que luego piden otra política y otro gobierno liberal conservador.

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