Reportaje:

Don Eutimio pidió perdón

Un cura rectifica en la iglesia por haber negado la confesión a una niña que vestía pantalón corto y tirantes

Don Eutimio pidió perdón el domingo pasado en misa y Carmen Hesles retiró la denuncia que había puesto contra él por echarla a empujones de la iglesia cuando protestó porque el párroco no quería confesar a su hija, una niña de 13 años, porque llevaba un pantalón corto y una camiseta de tirantes. Después de una semana larga de cierta tensión y cotilleos de pueblo, el cura agradeció la mediación del alcalde para resolver el conflicto y lamentó delante del altar haber sido presa de una debilidad humana: perdió los nervios.

Hartos del estrés de Madrid, Francisco Rodríguez y Carmen Hesles de...

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Don Eutimio pidió perdón el domingo pasado en misa y Carmen Hesles retiró la denuncia que había puesto contra él por echarla a empujones de la iglesia cuando protestó porque el párroco no quería confesar a su hija, una niña de 13 años, porque llevaba un pantalón corto y una camiseta de tirantes. Después de una semana larga de cierta tensión y cotilleos de pueblo, el cura agradeció la mediación del alcalde para resolver el conflicto y lamentó delante del altar haber sido presa de una debilidad humana: perdió los nervios.

Hartos del estrés de Madrid, Francisco Rodríguez y Carmen Hesles decidieron hace nueve años trasladar su residencia a un pueblecito de Toledo fronterizo con Madrid, Carranque. Y con ellos llevaron a sus dos hijas. La pequeña, Ainhoa, tiene 13 años. Las dos han sido educadas 'de la misma forma', pero la chica ha 'salido creyente practicante' y el pasado mes de mayo, después de tres años yendo a catequesis, decidió confirmarse en la parroquia del pueblo, donde don Eutimio, ya anciano, ha ejercido su magisterio media vida.

El día 25, víspera de la confirmación, sus padres la acompañaron a la iglesia para que, a tal fin, se confesara. La niña, muy niña todavía, se presentó ante el cura vestida tal y como salió del colegio: con un pantalón corto y una camiseta de tirantes. Y don Eutimio, con su alzacuellos, la mandó a casa 'a vestirse'. Al oírlo, la madre se acercó al cura y le pidió explicaciones. 'Le dije que Dios nos quería igual vestidos que en pelotas'. Pero el párroco le negó la confesión.

Los niños que estaban en la iglesia, compañeros de Ainhoa, presenciaron cómo la discusión se iba enredando por momentos y, en directo, una escena bíblica: don Eutimio expulsaba del templo a la madre y a la hija. Carmen dijo que no se iba 'porque nadie puede echar a nadie de una iglesia, donde hay que acoger hasta a los criminales'. Y se montó el belén. Consta en la denuncia que se presentó ante la Guardia Civil cómo don Eutimio levantó los puños cerrados y empujó con ellos a Carmen para sacarla a la calle.

Carmen Hesles se dice creyente, pero ni es 'beata' ni pertenece 'al coro'. Con el cura tenía hasta ese día una relación normal: 'De hola y adiós'.

Aquella tarde, sin embargo, le indignó 'la humillación que sufrió la niña, delante de sus amigos, porque no se puede echar a nadie por su manera de vestir'. A la hija, que no deja de juguetear con su teléfono móvil rosa, lo que le impresionó fue cómo el cura zarandeaba a su madre. Y la cosa acabó en el cuartel, con denuncia y parte médico de moretones.

A la mañana siguiente, Carmen llamó al Arzobispado de Toledo a quejarse, pero el secretario canciller contestó que 'todo el mundo podía tener un día malo'. Esa misma mañana una catequista le dijo a Ainhoa que no se preocupara, que don Eutimio había decidido confesarla. El cura se estaba ablandando. Pero la niña ya no quería saber nada de él, y las horas pasaban. Deprisa y corriendo, la familia viajó a Madrid a visitar a un amigo dominico que la confesó y la convenció para que confirmara su fe. Total, la ceremonia la oficiaría el obispo auxiliar de Toledo, Juan José Asenjo. Y la niña se confirmó, pero la denuncia seguía en pie.

El alcalde, Alejandro Pompa, habló con Carmen. Quería saber de qué forma podría zanjarse el asunto antes de que se enquistara. Y ella se lo dijo: 'Una rectificación pública en la iglesia. Y en domingo'.

Los comentarios fueron en todas las direcciones esta última semana. Mensajes que traen unos, noticias que cuentan otros. Ya no era tan descabellado pensar que el cura podría retractarse. 'Iremos el domingo a ver qué pasa', anunció Carmen. Y pasó: don Eutimio pidió perdón públicamente y en privado.

Carmen Hesles sujeta la ropa que llevó Ainhoa a la iglesia.MIGUEL GENER

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