Un gestor con olfato de gol

Si el tópico es una verdad repetida mil veces, habrá que convenir que Javier Uría (Zaberio, 39 años) es un empresario autodidacta, con olfato y con el éxito pegado a su sentido de la osadía razonable. De haber sido futbolista, se diría de él que tiene olfato de gol.

Ex directivo y ex portavoz del Athletic en el periodo de José María Arrate -fue socio empresarial suyo-, vicepresidente de la Cámara de Comercio, ex consejero del periódico nacionalista Deia y presidente de un grupo empresarial, Uría encuentra tiempo para ejercer -los fines de semana- como alcalde de Zeberio, su puebl...

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Si el tópico es una verdad repetida mil veces, habrá que convenir que Javier Uría (Zaberio, 39 años) es un empresario autodidacta, con olfato y con el éxito pegado a su sentido de la osadía razonable. De haber sido futbolista, se diría de él que tiene olfato de gol.

Ex directivo y ex portavoz del Athletic en el periodo de José María Arrate -fue socio empresarial suyo-, vicepresidente de la Cámara de Comercio, ex consejero del periódico nacionalista Deia y presidente de un grupo empresarial, Uría encuentra tiempo para ejercer -los fines de semana- como alcalde de Zeberio, su pueblo.

Ahora quiere ser presidente del Athletic, un club del que se hizo socio gracias a su primer sueldo y que abandonó como directivo por razones de índole empresarial. La renuncia de Arrate le ha convertido en candidato y las encuestas le ofrecen los parabienes del electorado.

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Su proyecto para el Athletic se fundamenta en la renovación del club sin afectar a los pilares. Eso, a pesar de arrancar su campaña electoral con un desliz que le ha perseguido durante un mes. Su presunta apuesta, luego revocada, por regatear la filosofía del club captando jugadores foráneos en las categorías inferiores para ser formados en Lezama -llegó a poner el caso de Amavisca cuando jugaba en el Laredo- pudo marcar su devenir electoral.

Pero remontó el vuelo: vuelta a los origenes, nada de oriundos juveniles y una apuesta decidida por la profesionalización de las estructuras del club, la expansión de Lezama a toda Vizcaya y una renovación absoluta del personal de la entidad.

Su entrenador será el alemán Juup Heynckes; su director deportivo, Andoni Zubizarreta; su responsable del fúbol base está por decidir, pero no será el actual, José María Amorrortu.

Uría no se distingue por las palabras, sino por los hechos. Hombre poco dado a la oratoria, se le liga al sector institucional del PNV, aunque, según afines o epígonos, por distintos motivos.

Uría ha optado por la campaña sencilla y su principal mérito ha sido aceptar sus carencias para la confrontación -rehuye el debate con su oponente, en el que nada tiene que ganar- y responder al perfil tranquilo de una afición desencantada, pero conservadora en el sentido del voto.

La sensación de un cambio tranquilo y la apuesta decidida por los nombres propios le han dado ventaja sociológica en una campaña marcada por la indiferencia social y un cierto derrotismo sobre las posibilidades deportivas de un equipo sin perspectivas.

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