'Hay que enseñar a los niños para qué sirve leer'

Educación

El gusto por la lectura empieza con la forma en que se aprende a leer. La profesora de Didáctica de la Universidad de Salamanca María Clemente, especialista en el aprendizaje de la lectura, explica que hay dos tendencias en la enseñanza: la teoría constructivista, que defiende que los niños aprenden a leer con la misma naturalidad con que aprenden a hablar, y la teoría formalista, partidaria de enseñar el código lingüístico y sus funciones.

Pregunta. ¿Qué prefiere usted?

Respuesta. Yo creo que hay que enseñar el código, lo contrario puede retrasar e...

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El gusto por la lectura empieza con la forma en que se aprende a leer. La profesora de Didáctica de la Universidad de Salamanca María Clemente, especialista en el aprendizaje de la lectura, explica que hay dos tendencias en la enseñanza: la teoría constructivista, que defiende que los niños aprenden a leer con la misma naturalidad con que aprenden a hablar, y la teoría formalista, partidaria de enseñar el código lingüístico y sus funciones.

Pregunta. ¿Qué prefiere usted?

Respuesta. Yo creo que hay que enseñar el código, lo contrario puede retrasar el aprendizaje innecesariamente. El lenguaje escrito es más artificial que el oral y aprenderlo exige memorizar y reflexionar.

P. ¿No es ese sistema poco atractivo para el alumno?

R. Nuestra obligación es conseguir que sea atractivo. No hay por qué enseñar el alfabeto como se hacía antes, todo de memoria; se puede motivar a los niños a través de juegos que les enseñen para qué sirve leer. Esto les ayuda a desarrollar la comprensión lectora cuando son algo mayores. No es lo mismo aprender a leer que leer para aprender.

P. ¿Qué edad es la ideal para empezar a enseñar a leer?

R. La decisión corresponde a cada maestro, pero la edad ideal está en torno a los cuatro años. La escolarización obligatoria empieza a los seis años, pero no hay ninguna razón psicológica para no enseñar a leer al niño cuanto antes. Los únicos requisitos son que el lenguaje oral del niño evolucione sin problemas, que se maneje bien con otros lenguajes simbólicos, como el dibujo, y que se le provoque el interés.

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