Gran Premio de Mónaco | FÓRMULA 1

Un anacronismo imprescindible

Todos los años se oye el mismo runrún de protestas contra el circuito urbano de Mónaco. A cámara lenta, la televisión muestra a los bólidos pegando saltos por las calles del Principado, subiéndose a los bordillos o rozando los raíles. Se diría que está a punto de saltar del calendario. Pero no es así, la mística del único gran premio que se corre en la calle lo mantiene como un curioso anacronismo. Mónaco es diferente, pero en realidad es la prueba de fuego para los fórmula 1 actuales, cada vez más frágiles. Ayer acabaron la carrera menos de la mitad de los que la empezaron, y eso que no hubo ...

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Todos los años se oye el mismo runrún de protestas contra el circuito urbano de Mónaco. A cámara lenta, la televisión muestra a los bólidos pegando saltos por las calles del Principado, subiéndose a los bordillos o rozando los raíles. Se diría que está a punto de saltar del calendario. Pero no es así, la mística del único gran premio que se corre en la calle lo mantiene como un curioso anacronismo. Mónaco es diferente, pero en realidad es la prueba de fuego para los fórmula 1 actuales, cada vez más frágiles. Ayer acabaron la carrera menos de la mitad de los que la empezaron, y eso que no hubo ni lluvia ni un accidente carambola en las primeras vueltas, como sucede muchos años.

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Se quejan algunos de que es un circuito en el que no se puede adelantar, y es cierto. Era angustioso ver ayer a David Coulthard -a quien parecen haber echado un maleficio las brujas de la electrónica- intentando adelantar a un piloto menor como Enrique Bernoldi a bordo de un coche aún menor, el Arrows, sin conseguirlo. Pero esto no quiere decir que no sea un circuito de pilotos, porque es el circuito en el que más prima el pilotaje. El tercer puesto de Eddie Irvine, el primer podio de Jaguar en la fórmula 1, así lo demuestra. El excéntrico norirlandés, un piloto al viejo estilo, explicó que para dar su mejor vuelta -salió en tercera línea- optó por el viejo método manual de conducción, desconectó las famosas ayudas electrónicas.

No hace falta más que mirar el palmarés para darse cuenta de quiénes han ganado en el Principado. Schumacher ya tiene cinco mónacos en el bolsillo, lo que le iguala a Graham Hill. Sólo Ayrton Senna les supera a ambos con seis victorias. Lástima, ni Hill ni Senna pueden mejorar sus cifras. Coulthard también ha ganado esta carrera y ayer podía haberlo hecho. Tal vez el colombiano Montoya lo consiga alguna vez, pero deberá frenar sus ímpetus, aunque ayer protagonizara una de las imágenes más bellas de una carrera, por otra parte, insulsa.

Fernando Alonso sí puede llegar a entrar en esta lista tan especial. Ayer fue el mejor de los debutantes, muy por delante del finlandés Raikkonen. Para ello deberá disponer de mejor material, y por ello debió alegrarse de la evidente mejora de los Benetton-Renault, el equipo que dispone de la ficha del asturiano y al que se supone que se incorporará la próxima temporada. Alonso estuvo ayer magnífico, llegó a situarse en novena posición, y eso habiendo perdido la primera marcha, un elemento que en Mónaco se usa bastante, a diferencia de otros circuitos.

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