Alerta británica por la polución de acuíferos a raíz de los sacrificios de la fiebre aftosa

Los 19 casos más de fiebre aftosa confirmados en North Yorkshire, al norte del Inglaterra, hacen sospechar a los científicos británicos de la posible contaminación de la leche y el suministro de agua en las zonas más afectadas por la enfermedad. En el caso de la leche, la culpa la tendrían las dioxinas liberadas durante la quema masiva de ganado en los terrenos de los granjeros. Por otra parte, a los acuíferos podrían llegar filtraciones de los enterramientos de reses mayores de cinco años sin incinerar, las que más riesgos tienen de padecer la encefalopatía espongiforme bovina (EEB). Ambos an...

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Los 19 casos más de fiebre aftosa confirmados en North Yorkshire, al norte del Inglaterra, hacen sospechar a los científicos británicos de la posible contaminación de la leche y el suministro de agua en las zonas más afectadas por la enfermedad. En el caso de la leche, la culpa la tendrían las dioxinas liberadas durante la quema masiva de ganado en los terrenos de los granjeros. Por otra parte, a los acuíferos podrían llegar filtraciones de los enterramientos de reses mayores de cinco años sin incinerar, las que más riesgos tienen de padecer la encefalopatía espongiforme bovina (EEB). Ambos anuncios han coincidido con la aparición de la víctima número 100 de la versión humana de la neuropatía animal.

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A pesar de que la propia oficina gubernamental que vigila la calidad de los alimentos en el Reino Unido ha reconocido que los riesgos sanitarios de la leche procedente de las granjas cercanas a las piras 'son mínimos', sus expertos aconsejan comprarla desnatada y semidesnatada o bien mezclada con otras leches de todo el país.

En el caso de la fiebre aftosa, dichas sustancias químicas liberadas por las hogueras habrían sido absorbidas por el pasto que consumen las reses y luego depositado en su leche. 'Hay que hacer más análisis, pero, si bien la leche entera sería la más afectada, el riesgo para la mayoría de la población es mínimo', aseguró ayer John Krebbs, director de la oficina para los alimentos.

En el caso del agua, los científicos fueron más contundentes. Según Peter Smith, que asesora al Gobierno sobre la enfermedad de las vacas locas y sus repercusiones para la salud humana, si los suministros potables se contaminan, el riesgo de contraer la versión humana de la neuropatía animal, es decir la nueva variante del mal de Creutzfeldt-Jakob, 'es de uno en 200.000'.

Desenterrar

El peligro sería el consumo a largo plazo. 'Si las reses consideradas viejas fueron enterradas después de su quema, el riesgo de contagiarse es de uno entre un millón. Algo que consideramos aceptable. De no ser así, yo mismo evitaría el agua del grifo cerca de una de esas fosas con vacas sin incinerar', señaló. En estos momentos hay 90 cementerios de vacuno mayor de cinco años repartidos por todo el país, y el Ministerio de Agricultura no descarta desenterrar los restos si fuera necesario.

Mientras científicos y autoridades comparaban sus notas, los veterinarios cifraban en 1.640 los focos de fiebre aftosa descubiertos en el Reino Unido. La situación de North Yorkshire, donde siguen apareciendo granjas afectadas, hace pensar que la epizootia no ha cedido y la matanza de animales continuará. Anoche habían sido sacrificadas 3.030.000 cabezas de ganado. Otras 75.000 esperaban a los matarifes y 20.000 más no tenían aún una fosa decidida para ser enterradas.