Las telecomunicaciones desatan la alarma financiera en EE UU

Los inversores en el sector pueden perder 28,5 billones

Las telecomunicaciones se revolucionaron a partir de 1995, cuando el sector se liberalizó en EE UU y se extendió por todo el mundo la convicción de que la demanda de nuevas tecnologías (telefonía móvil e Internet, en particular) iba a ser casi inagotable. Un ejemplo: en cinco años, las sociedades de Wall Street ganaron más de 1,3 billones de pesetas sólo en minutas por organizar salidas a bolsa y operaciones de crédito. Pero la demanda ha sido muy inferior a lo esperado. The Wall Street Journal, en un exhaustivo informe sobre las 'pérdidas de proporciones históricas' que causará el opti...

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Las telecomunicaciones se revolucionaron a partir de 1995, cuando el sector se liberalizó en EE UU y se extendió por todo el mundo la convicción de que la demanda de nuevas tecnologías (telefonía móvil e Internet, en particular) iba a ser casi inagotable. Un ejemplo: en cinco años, las sociedades de Wall Street ganaron más de 1,3 billones de pesetas sólo en minutas por organizar salidas a bolsa y operaciones de crédito. Pero la demanda ha sido muy inferior a lo esperado. The Wall Street Journal, en un exhaustivo informe sobre las 'pérdidas de proporciones históricas' que causará el optimismo excesivo de los últimos años, utiliza da un dato revelador: el 97% de la red de fibra óptica instalada en EE UU permanece sin utilizar, y sin perspectivas de demanda en un futuro.

'No creo que existan precedentes para los miles de millones de pérdidas que deberán encajar los inversores', declaró al diario neoyorquino Greg Dube, directivo de Alliance Capital. Una docena de compañías estadounidenses han suspendido pagos o quebrado desde el pasado verano, y, según el informe, las corporaciones internacionales más potentes, como British Telecom o AT&T, sobrevivirán pero pasarán serias dificultades en el futuro por el endeudamiento acumulado.

Las agencias de calificación de deuda estiman que, como media, los tenedores de bonos del sector podrán recuperar un 10% de lo invertido. Las pérdidas pueden distribuirse, según los analistas de Wall Street, de la siguiente forma: 30.000 millones de dólares para los bancos, 40.000 millones de dólares para los inversores en bonos, y una suma muchísimo mayor para los inversores en acciones. En total se estima que los inversores pueden perder 150.000 millones de dólares.

La capitalización bursátil del sector ya ha bajado unos 95 billones de pesetas desde el inicio de la crisis. Las firmas de capital-riesgo perderán también 3,8 billones de pesetas.

El volumen del desastre es enorme. No se espera, sin embargo, cause una crisis bancaria de importancia, porque el riesgo no se acumula sobre las entidades financieras, como ocurrió con la suspensión de pagos latinoamericana de los años 80, sino que está muy repartido. J.P.Morgan no arriesga por ejemplo más que el 10% de su negocio total.

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