Reportaje:

El atlas rocoso

Un historiador edita un mapa con la localización y el nombre de más de 100 piedras de La Caleta de Cádiz

Siempre se ha dicho que la playa de La Caleta de Cádiz, la más típica y recoleta de la capital, encierra un universo propio. Capítulos hay, reflejados algunos de ellos por Fernando Quiñones en sus relatos cortos, en los que la realidad supera a la ficción. Se sabía que los caleteros eran una estirpe, que los castillos de San Sebastián y Santa Catalina se construyeron más para proteger la playa que a la ciudad y que la playa tenía un alcalde propio. Incluso, debe ser la única playa que tiene su propia y exclusiva romería, la de San Sebastián, y las aguas más exorcizadas: cada 1 de noviembre, el...

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Siempre se ha dicho que la playa de La Caleta de Cádiz, la más típica y recoleta de la capital, encierra un universo propio. Capítulos hay, reflejados algunos de ellos por Fernando Quiñones en sus relatos cortos, en los que la realidad supera a la ficción. Se sabía que los caleteros eran una estirpe, que los castillos de San Sebastián y Santa Catalina se construyeron más para proteger la playa que a la ciudad y que la playa tenía un alcalde propio. Incluso, debe ser la única playa que tiene su propia y exclusiva romería, la de San Sebastián, y las aguas más exorcizadas: cada 1 de noviembre, el párroco de la Iglesia de La Palma bendice sus aguas en conmemoración del maremoto de Cádiz. Ahora, el historiador José Antonio Fierro Cubiella, de 45 años, ha terminado por plasmar sobre el papel una de las señas de identidad más acusada de este recinto marino: ha localizado con exactitud y nombre propio el centenar largo de rocas que forjan la personalidad de la playa y que delimitan su geografía.

El trabajo comenzó hace dos décadas, con la publicación de su libro La Caleta de Cádiz, en el que ya incluía un dibujo aproximativo en la última página. Ahora, acaba de editar un póster de gran tamaño, a todo color, que ejerce ya como atlas oficial de La Caleta, con detalles y localizaciones muy superiores a los de las cartas náuticas. En su trabajo brilla la minuciosidad del historiador y el conocimiento del terreno del caletero.

Bajo el sol, con marea baja, aguardan las rocas, de formas caprichosas y nombres sonoros: Palangana, Camello, Espolón, Isla Alta, Piera de los Erizos, Boquera, Laja de Fuera y Piñón... La lista es interminable; la sonoridad y el poder de sugestión de los nombres es grande. De hecho, cada piedra tiene su historia. Fierro ha recopilado los datos en las fuentes directas: los propios pescadores de La Caleta, que las utilizan para orientarse y situar sus barcas en una jornada de pesca. Paradójicamente, aunque son ellos los que las han bautizado, en presencia de otros pescadores se refieren a ellas con el nombre genérico de marcas, con lo que evitan dar pistas sobre los lugares de pesca que frecuentan. 'Después de muchos años, he llegado la conclusión de que es un sistema de coordenadas cartesianas muy primitivo. Ellos cogen las marcas para situar sus botes y esa referencia es ya imborrable', explica el historiador.

La tradición oral y el trabajo de Fierro ha permitido fijar los nombres y la localización de cada roca, aunque el autor ha encontrado en grabados de 1564 alusiones a la Punta de San Sebastián como 'vulgo, punta del fin del mundo', lo que parece acreditar una cierta tendencia popular a bautizar estas piedras.

'Hay que tener en cuenta la importancia de La Caleta, que es un importante yacimiento prehistórico', afirma el historiador, quien conjuga el interés arqueológico con el aprecio que los ciudadanos le tienen a su playa. 'Los nombres de las piedras son, en su mayoría, producto de la imaginación de los pescadores y las gentes de la playa', añade

Entre todas las piedras, dos acumulan el mayor número de anécdotas y alusiones populares. Una es la Piera Cuadrá, sobre la que se celebraba un torneo de mus aprovechando la bajada de la marea. La otra es el Puente Canal, que en origen sirvió para la defensa de la ciudad, y que hoy se identifica como símbolo del gaditanismo. La tradición caletera más hiperbólica dicta que quien no se ha lanzado al agua desde ésta, no se ha bautizado aún como gaditano.

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José Antonio Fierro, sentado sobre unas rocas de La Caleta incluidas en el mapa que ha creado.JOSÉ BRAZA

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