Cartas al director

Yo también soy africano

Cuando se estudia Paleontología, se demuestra que el hombre moderno procede de África. En los restos fósiles, encontrados en los múltiples yacimientos estudiados, se llega a la conclusión de que todos los europeos tenemos como antepasado común a Lucy, nombre dado a un hueso fósil encontrado, posiblemente perteneciente a un homínido, antiguo pariente nuestro.

Por ésta razón, no puedo permanecer inmóvil cuando, día tras día, veo en la televisión cómo hermanos nuestros de tez morena se juegan la vida -muchos la pierden- intentando alcanzar las costas españolas, esperando obtener una vida d...

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Cuando se estudia Paleontología, se demuestra que el hombre moderno procede de África. En los restos fósiles, encontrados en los múltiples yacimientos estudiados, se llega a la conclusión de que todos los europeos tenemos como antepasado común a Lucy, nombre dado a un hueso fósil encontrado, posiblemente perteneciente a un homínido, antiguo pariente nuestro.

Por ésta razón, no puedo permanecer inmóvil cuando, día tras día, veo en la televisión cómo hermanos nuestros de tez morena se juegan la vida -muchos la pierden- intentando alcanzar las costas españolas, esperando obtener una vida digna y desarrollar el proyecto que todo ser humano tiene solamente por el hecho de nacer. Proceden de países donde derechos que para nosotros sería impensable no tener, ellos no conocen. Hombres, mujeres, niños, bebés, mujeres embarazadas, se lo juegan todo a una carta, o todo o nada, con la ilusión de que al pisar suelo español sus desgracias van a terminar. Sólo basta mirar a sus ojos, limpios, inocentes, generosos..., cuando llegan, a pesar de venir ateridos de frío, de hambre, de miedo, para darnos cuenta del gran potencial que llevan dentro. La mayoría no sabe nadar y se atreven a cruzar el peligroso Estrecho, engañados por las mafias que les prometen lo que no existe.

¿Se nos ha olvidado que muchos familiares nuestros también tuvieron que abandonar nuestro país para darles de comer a sus hijos, Alemania, Suiza, Argentina...? Muchos han vuelto con la satisfacción de que gracias a esos países y al duro trabajo realizado en ellos han podido desarrollar el proyecto de sus vidas.

Tenemos que concienciar a la sociedad y a los políticos a que tenemos que ayudar a nuestros hermanos africanos, no a que mendiguen en los semáforos -se merecen muchísimo más-, a que se integren con nosotros, trabajos dignos, bien remunerados, con la garantía de lo legal. Porque, entre muchas razones, necesitamos personas nuevas, con ideas innovadoras, con nuevas ilusiones... Que cambien la sociedad un poco aburguesada en la que nos estamos convirtiendo. Es más, necesitamos de ellos, ya que no olvidemos que somos el país con el índice de natalidad, más bajo del mundo. ¿Dónde están nuestras generaciones futuras, serán suficientes para sostener el futuro?Por todo ello, yo te pregunto: ¿Tú te sientes africano?

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