LA OFENSIVA TERRORISTA

'He salvado la vida por metros', afirma una trabajadora de Elektra que sobrevivió al atentado

'He salvado la vida por metros', dice una compañera de Josu y Ángel que vivió el atentado en primera línea de fuego. Con un hilo de voz, las piernas temblorosas y otra persona sosteniéndole, es incapaz de explicar nada de lo que vio cinco horas antes. Su cara de dolor y el cuerpo sedado lo decían todo.

Juan, otro empleado de la empresa Elektra, con su su zamarra manchada de sangre y el susto incrustado en la cara, rebobinó las 'macabras' escenas del atentado, que presenció a 'unos metros'. Al ver la explosión y sorprenderse de estar ileso, bajó del coche y corrió a socorrer a los herido...

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'He salvado la vida por metros', dice una compañera de Josu y Ángel que vivió el atentado en primera línea de fuego. Con un hilo de voz, las piernas temblorosas y otra persona sosteniéndole, es incapaz de explicar nada de lo que vio cinco horas antes. Su cara de dolor y el cuerpo sedado lo decían todo.

Juan, otro empleado de la empresa Elektra, con su su zamarra manchada de sangre y el susto incrustado en la cara, rebobinó las 'macabras' escenas del atentado, que presenció a 'unos metros'. Al ver la explosión y sorprenderse de estar ileso, bajó del coche y corrió a socorrer a los heridos: 'He llegado a hablar con ellos, aunque sólo pude tapar a uno con el abrigo'. En Elektra hay más testigos presenciales, entre ellos una empleada embarazada, pero ayer nadie más quiso comentar el horror.

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Los trabajadores desataron su 'cabreo y desgarro' de puertas adentro. Afuera, el silencio, las evasivas, los gestos de disculpa denotaban la angustia y confusión dominantes. Al mediodía protestaron cabizbajos frente a la empresa y dos horas después se marcharon sin mediar palabra. Con excepciones, pues un compañero del departamento de administración expresó un sentir general: 'Eran unos trabajadores fenomenales, callados y buenas personas. Fuera de la empresa no les conocía', señaló evitando cualquier comentario sobre las inclinaciones políticas de los fallecidos. Juan, en cambio, fue más rotundo: 'Josu no es militante de EH'. Dice saberlo por su estrecha relación laboral y amistosa, labrada a fuerza de compartir 'muchas horas de taller y varias cenas en sidrerías', donde 'jamás hablábamos de política'.

En Elektra 'nadie habla de política' en horas de trabajo. Incluso, el director financiero, Miguel Guiroy, insistía en que 'el atentado no es contra la empresa'. Un obrero, estremecido, confesó tímidamente que 'el miedo que ahora está en todas partes' y expresó su 'rabia' contra quien accionó el coche bomba: 'Ése sabía lo que hacía y vio a gente que venía andando. No han muerto más de milagro'.

En la empresa de suministros eléctricos Elektra trabajan unas 240 personas, 80 de ellas en San Sebastián y el resto repartidas en otras plantas de Guipúzcoa, Navarra, Álava y Burgos. En 1985 también se vio involucrado en un atentado. Entonces, los terroristas prendieron fuego a 120.000 litros de aceite almacenados en la empresa Koipe, en San Sebastián, situada bajo las instalaciones de Elektra.

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