Columna

Evaluaciones

Tras los acontecimientos parlamentarios de la semana pasada, no vendrá mal a todos y cada uno de los que han participado en los mismos realizar lo que en el mundo de la educación se llama evaluación formativa. Se trata ni más ni menos que de valorar los progresos en la educación de los políticos. Es sorprendente comprobar cómo lo que se exige a los profesores en conducta hacia sus alumnos y de éstos con los demás es incumplido de forma escandalosa en la cámara parlamentaria.

Si se trata de valorar las actitudes de tolerancia, respeto por las culturas extrañas y apoyo a la integración cu...

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Tras los acontecimientos parlamentarios de la semana pasada, no vendrá mal a todos y cada uno de los que han participado en los mismos realizar lo que en el mundo de la educación se llama evaluación formativa. Se trata ni más ni menos que de valorar los progresos en la educación de los políticos. Es sorprendente comprobar cómo lo que se exige a los profesores en conducta hacia sus alumnos y de éstos con los demás es incumplido de forma escandalosa en la cámara parlamentaria.

Si se trata de valorar las actitudes de tolerancia, respeto por las culturas extrañas y apoyo a la integración cultural de nuestra sociedad, tendremos que anotar un claro insuficiente en el boletín del exdiputado Centeno, que ha tenido que ser expulsado del centro como medida correctora dada su negativa conducta. Pero no queda ahí la cosa. Hay que suspender también, o no evaluar positivamente como diríamos hoy día, las primeras actitudes de la Mesa del Parlamento andaluz, protegiendo a la ignota persona que había invocado la desgraciada frase, en una actitud clara y negativamente corporativa, sin atajar desde el primer momento, aunque no fuera un acto estrictamente parlamentario, la manifestación xenófoba. Insuficiente, también para la Mesa. El grupo socialista ya ha hecho su propia autoevaluación, ha detectado sus propias y graves insuficiencias y nos queda esperar que aplique las medidas de refuerzo que le ayuden a superar tales materias deficitarias. Otros, como los periodistas, también se han autoevaluado, anotándose un claro insuficiente en el apartado de credibilidad de las fuentes y transmisión de un clima de difamación.

Un aspecto final. ¿Qué debemos anotar en el boletín del diputado que, de forma consciente, ha ido intoxicando y mintiendo a periodistas y diputados? ¿Qué nota tendría aquél que se ha dedicado a diseñar una estrategia de acoso contra otro colega sin tener las pruebas ciertas? ¿Qué debemos hacer con el que ha declarado tan pomposamente una acusación pública que luego se ha demostrado falsa? Todavía están sin evaluar. Muchos de los protagonistas de esta última semana no habrían superado un 3º curso de la ESO, al fallar estrepitosamente en lo que se considera materias fundamentales de la democracia y de las actitudes cívicas. Que repitan curso.

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