El Olivo presenta una ley para que Berlusconi no sea primer ministro

El centroizquierda italiano intenta aprobar antes del fin de la legislatura una ley reguladora del conflicto de intereses que dificultaría enormemente la llegada al poder del líder de la oposición, Silvio Berlusconi. El nuevo proyecto, que llegará a la Cámara baja el martes, impide, entre otras cosas, al titular de una concesión de televisión ser jefe del Ejecutivo.

El antiguo texto, aprobado por unanimidad en la Cámara de Diputados en 1998, acaba de sufrir en el Senado numerosas enmiendas que lo han transformado prácticamente en un código de incompatibilidades para el magnate de la tel...

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El centroizquierda italiano intenta aprobar antes del fin de la legislatura una ley reguladora del conflicto de intereses que dificultaría enormemente la llegada al poder del líder de la oposición, Silvio Berlusconi. El nuevo proyecto, que llegará a la Cámara baja el martes, impide, entre otras cosas, al titular de una concesión de televisión ser jefe del Ejecutivo.

El antiguo texto, aprobado por unanimidad en la Cámara de Diputados en 1998, acaba de sufrir en el Senado numerosas enmiendas que lo han transformado prácticamente en un código de incompatibilidades para el magnate de la televisión privada que aspira, con fundadas razones a la vista de las encuestas, a convertirse en el próximo primer ministro italiano. Desgraciadamente para El Olivo es casi imposible que la ley reciba la luz verde del Parlamento antes de las elecciones.

El proyecto de ley aprobado el miércoles por la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado señala que ningún italiano con un patrimonio de más de 15.000 millones de liras (unos 1.300 millones de pesetas) podrá ser primer ministro, ministro, subsecretario o comisario extraordinario, si no vende antes sus propiedades, o consiente en dejarlas en manos de un gestor. Pero hay más. El titular de una concesión de televisión tendrá que abandonar cualquier aspiración a ser primer ministro, una mención casi personal a Berlusconi (dueño del grupo de televisión privada Mediaset), que ha provocado indignación en las filas de Forza Italia.

Los senadores de la Casa de las Libertades (el Polo más la Liga Norte), Francesco d'Onofrio y Renato Schifani, calificaron ayer el texto de 'vulgar agresión' al líder de la oposición, dueño de un imperio económico que abarca desde los seguros al negocio editorial, pasando por los supermercados y la televisión. Cuando ganó las elecciones de 1994 y asumió la presidencia de un breve Gobierno que duró apenas nueve meses, Berlusconi afrontó la cuestión dejando en manos de su hermano, sus hijos, y unos pocos empleados de confianza todos los negocios familiares. Pero la nueva ley es particularmente clara al señalar que el millonario con aspiraciones de alta política no podrá liquidar el conflicto vendiendo sus empresas a la familia.

Batería de enmiendas

Los 13 artículos aprobados en el Senado, que endurecen sensiblemente el anterior proyecto, serán examinados con lupa por el centroderecha en la Cámara de Diputados a partir del martes próximo. La oposición tiene ya preparada una batería de enmiendas que harán prácticamente imposible el pasaje del nuevo texto en las pocas semanas de legislatura que quedan. ¿Por qué pisar el acelerador, entonces, y llevar al Parlamento un texto condenado a ser letra muerta? 'Por el simple deseo de agredir a Berlusconi', cree el senador D'Onofrio, portavoz en el Senado de uno de los partidos democristianos menores que integran la coalición de centroderecha.

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El centroizquierda es consciente de los obstáculos que le esperan a la ley, pero considera también que si no es aprobada por culpa de la estrategia obstruccionista del Polo, este detalle servirá como munición contra el magnate de la televisión privada a lo largo de la campaña electoral. Después de todo, la fortuna personal del Cavaliere es el verdadero talón de Aquiles de su candidatura, bendecida por una asombrosa armonía interna en la coalición que preside. Berlusconi ha advertido de que no tolerará una ley hecha a medida para agredirle.

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