LA REORDENACIÓN DEL SECTOR ELÉCTRICO

España se convierte en campo de batalla de los grandes grupos

La ruptura de la gran fusión abre nuevas oportunidades a las compañías extranjeras

El presidente de Iberdrola, Íñigo Oriol, aseguró recientemente, para explicar las razones de la fusión con Endesa, que si una compañía tiene posibilidades de crecer y no lo hace, 'crecen contigo'. En otras palabras, una empresa que permanece inmóvil, que no busca aliados y mayor dimensión se convierte en una pieza digna de ser cobrada por cazadores más agresivos dispuestos a utilizar su piel (su caja) y todos sus recursos para ganar en el mercado global.

Desde este punto de vista, tras la ruptura del proyecto de fusión con Endesa, Iberdrola se ha convertido en una hermosa pieza q...

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El presidente de Iberdrola, Íñigo Oriol, aseguró recientemente, para explicar las razones de la fusión con Endesa, que si una compañía tiene posibilidades de crecer y no lo hace, 'crecen contigo'. En otras palabras, una empresa que permanece inmóvil, que no busca aliados y mayor dimensión se convierte en una pieza digna de ser cobrada por cazadores más agresivos dispuestos a utilizar su piel (su caja) y todos sus recursos para ganar en el mercado global.

Desde este punto de vista, tras la ruptura del proyecto de fusión con Endesa, Iberdrola se ha convertido en una hermosa pieza que corretea al sol el primer día autorizado para la caza. La veda, tras la rotura del gran proyecto de fusión Endesa-Iberdrola, que iba a mantener bajo cierto control al grueso de los tiradores, está oficialmente abierta.

Los cazadores abundan y, en el sector eléctrico ya se han dejado notar. Tres empresas extranjeras, las tres con capital público, pero con distinta consideración para el Gobierno, están buscando el mismo trofeo: Hidrocantábrico, la cuarta eléctrica española. Son las alemanas EnBW y RWE, y la portuguesa Electricidade de Portugal (EDP). El trío es, además, engañoso, porque EnBW es aliada de la francesa EdF, estatal, que busca desde hace tiempo un resquicio para sentar sus reales en España.

De las 16 primeras compañías eléctricas del mundo por capitalización bursátil, un tercio tienen o buscan proyectos en España. Enron, Suez Lyonnaise des Eaux -matriz de la belga Electrabel, accionista de Hidrocantábrico-; RWE -la mayor compañía alemana del sector-; Duke Energy y la portuguesa EDP, entre otras, quieren crecer en España. No sólo por el mercado español, una isla energética que en algún momento dejará de serlo, sino por las facilidades que una operación de compra al sur de los Pirineos puede ofrecer para dar el salto al otro lado del Atlántico, donde Endesa, Iberdrola y en menor medida Unión Fenosa han logrado una buena implantación.

Repsol YPF

No se trata sólo de candidatos del exterior. Repsol YPF, tras haber aplicado con éxito en Argentina y en Brasil el principio de crecimiento que tan presente tiene Oriol, no renuncia a su propósito de entrar en el mercado eléctrico nacional con centrales eléctricas de ciclo combinado que utilizan como combustible el gas natural.

La compañía que preside Alfonso Cortina ha explicado que no va a lanzar ninguna operación sobre su antiguo objetivo, Iberdrola. Pero en el mercado de la energía, donde están previstas muchas operaciones, como la próxima apertura del mercado del gas a nuevos operadores, el reparto del gran contrato con Argelia y la privatización de Enagas, un mes puede ser una eternidad.

En cualquier caso, la ruptura de la fusión de la primera y la segunda eléctricas españolas ha eliminado de las pizarras de estrategia una variable: los activos que Endesa e Iberdrola iban a vender para no tener una posición de dominio en el mercado.

A esos activos aspiraban todas las empresas interesadas en ampliar mercado, pero especialmente dos, Unión Fenosa, que pretendía convertirse en el segundo operador eléctrico tras el gigante Endesa Iberdrola, y Electricidade de Portugal (EDP), que mantenía un acuerdo y un cruce de participaciones con Iberdrola deshecho a raíz del anuncio de fusión.

Unión Fenosa tendrá que buscar otros modos de crecer. Lo intentó el pasado año con el objetivo de moda, Hidrocantábrico, y se estrelló con el 'no' oficial del Gobierno. Tampoco puede permanecer quieta. Como Iberdrola, y pese a los apoyos con que cuenta (su accionista de control es el BSCH y llegó a buenos acuerdos con General Power), sabe que es peligroso permanecer inmóvil en estos momentos.

La portuguesa EDP, por su parte, piensa en términos de mercado ibérico de la energía. Quiere crecer y ha visto su oportunidad en España. Junto con Cajastur, aspira a hacerse con el control de Hidrocantábrico para asegurar sus posiciones en la reorganización del mercado que se avecina.

Pero EDP tiene un problema. No cuenta con el visto bueno del Gobierno español, que considera casus belli cualquier intento de una empresa pública extranjera de entrar en un sector liberalizado.

Rato ha asegurado que 'EDP va a jugar un papel en el mercado ibérico' de la energía. Pero no ha aclarado cómo ni cuándo. En principio, EDP -como EnBW y su aliada EdF- no cuenta con el apoyo del Gobierno español, que recela del control que el Estado portugués tiene en la eléctrica, con un 30% de las acciones.

Rato no piensa lo mismo de la alemana RWE, que ayer también presentó una oferta por Hidrocantábrico. El gigante eléctrico alemán, con 18.779 millones de euros de capitalización bursátil, mantiene en su seno múltiples participaciones de ayuntamientos y otros entes públicos alemanes, hasta sumar más de un 30%, según analistas financieros. Pero Rato lo ha dejado claro, no es lo mismo el control que puede ejercer un Estado (¿el portugués?) en una compañía (¿EDP?), que el que pueden ejercer ayuntamientos (¿alemanes?) en otra empresa con capital público (¿RWE?).

Plan de Bruselas

La pugna por los mercados de la energía en Europa y fuera de Europa no ha ignorado ningún terreno. En Bruselas, la comisaria española de la Energía, Loyola de Palacio, observa la batalla que apenas ha comenzado con una idea: abrir los mercados nacionales a la competencia, construir el mercado único de la energía y desatascar los tapones existentes que, como en el caso de Francia, con un monopolio estatal en expansión (EdF) quieren aprovechar oportunidades fuera de sus fronteras sin renunciar a sus ventajas.

La batalla en Europa también puede ser dura. En el caso de España, que ha blindado el sector energético con una norma (disposición adicional 27 a los Presupuestos 2000) que impide a empresas públicas extranjeras operar en España sin control, la prueba puede llegar en cualquier momento. EDP no está conforme con el veto oficial a sus planes en Hidrocantábrico y la francesa EdF, a través de su presidente, François Roussely, ha hecho saber que considera dicha norma ilegal bajo el prisma de la legislación comunitaria.

En el sector energético no hay nadie que no dé por muerto y enterrado el cómodo statu quo empresarial que estuvo vigente hasta 1996. Desde este punto de vista, el frustrado proyecto de fusión Endesa Iberdrola no ha hecho sino acelerar los acontecimientos.

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