Tribuna:COYUNTURA INTERNACIONAL

California y los mercados crediticios

La liberalización del mercado eléctrico californiano se ha situado en el punto de mira de los inversores debido a los problemas que viene atravesando el sector en los últimos meses y que se han materializado en importantes deficiencias en el suministro a consumidores domésticos e industriales, con los consiguientes perjuicios, en paradas de producción y cierre de instalaciones.

Desde hace meses, dos de las compañías distribuidoras del estado, Southern California Edison y Pacific Gas and Electricity afrontan una situación insostenible, derivada de un desmesurado incremento de los precios...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La liberalización del mercado eléctrico californiano se ha situado en el punto de mira de los inversores debido a los problemas que viene atravesando el sector en los últimos meses y que se han materializado en importantes deficiencias en el suministro a consumidores domésticos e industriales, con los consiguientes perjuicios, en paradas de producción y cierre de instalaciones.

Desde hace meses, dos de las compañías distribuidoras del estado, Southern California Edison y Pacific Gas and Electricity afrontan una situación insostenible, derivada de un desmesurado incremento de los precios de la electricidad que deben comprar en el mercado mayorista, que no se ha visto reflejado en sus precios de venta, congelados desde 1996. El desequilibrio financiero, que se viene arrastrando desde el verano de 2000, ha supuesto un déficit de ingresos creciente, y una deuda total que asciende a 12.000 millones de dólares, a la cual, ambas empresas ya han reconocido no poder hacer frente por el momento.

Las causas de esta situación tienen que ver no sólo con factores coyunturales, como el fuerte incremento de la demanda experimentado en un Estado que pasa por ser la sexta potencia mundial en términos de PIB, sino también con la escasa inversión en nuevas instalaciones de generación y con algunos fallos en el modelo de liberalización, que han hecho emerger prácticas anticompetitivas.

La desconfianza generada en el mercado por las compañías de distribución eléctrica, hasta la fecha paradigmas de inversión conservadora, ha supuesto una drástica revisión de la calificación de las compañías por las agencias de rating. Standard & Poors ha rebajado su calificación a ambas compañías hasta doble CC, desde la calificación A en la que se encontraban hace sólo 1 mes. Ello ha supuesto un incremento paralelo de los spreads, que actualmente se sitúan en 900 puntos básicos en el caso de Southern California Edison, y 470 para PG&E. Sus cotizaciones bursátiles también han sufrido una espectacular caída, cercana al 60%, desde comienzos de diciembre.

Pero las compañías distribuidoras no han sido las únicas víctimas de esta crisis. También las empresas generadoras de electricidad y las entidades financieras se han visto arrastradas por el sentimiento de pesimismo existente en los mercados financieros. En el caso de las generadoras, ni siquiera el análisis de sus resultados, que han alcanzado cifras récord beneficiándose del alza de precios causante de la crisis, ha conseguido convencer a los inversores, que consideran que pueden verse afectadas si las distribuidoras no pueden adquirir electricidad. En el sector financiero, Bank of America es una de las principales entidades afectadas. A los problemas de morosidad que empiezan a emerger en el banco y que pueden agravarse si la economía de Estados Unidos tendiese a un hard landing, se añaden ahora las cantidades que las distribuidoras adeudan a la entidad, próximas a 500 millones de dólares.

Esta situación puede desembocar en una paradoja: una bajada de tipos de interés pero un encarecimiento del crédito para determinadas empresas. La bajada de tipos tendría que ver con la desaceleración de la economía estadounidense y la ausencia de presiones inflacionistas. El encarecimiento del crédito debería pasar por un aumento del spread crediticio de las empresas, derivado de una percepción de mayor riesgo crediticio. De hecho, los Índices AFI Internacionales de Renta Fija Privada recogen un repunte casi generalizado de dichos spreads desde septiembre. Dicho repunte es especialmente intenso en Utilities y Telecomunicaciones, moderado en el sector industrial e inexistente en el sector Bancos.

María Jesús Lago y Enrique Sánchez del Villar Economista y socio, respectivamente, de Analistas Financieros Internacionales.

Archivado En