Maragall afirma que la única opción para un Gobierno catalán fuerte es la coalición CiU-PSC

Pasqual Maragall dio ayer una definición breve y concisa de la crisis del Gobierno de Jordi Pujol: 'Ni hay Gobierno ni hay coalición, y la mayoría parlamentaria en que se apoyaban se ha resquebrajado'. En opinión del líder de la oposición socialista, los retos a que se enfrenta Cataluña requieren un Gobierno fuerte, pero la única opción para ello es una que Pujol no quiere ni ensayar: 'la gran coalición' entre CiU y el PSC. Sería muy conveniente que CiU se diera cuenta de que lo que se necesita es 'algo más' que un cambio en unos departamentos del Consell Executiu, afirmó Maragall.

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Pasqual Maragall dio ayer una definición breve y concisa de la crisis del Gobierno de Jordi Pujol: 'Ni hay Gobierno ni hay coalición, y la mayoría parlamentaria en que se apoyaban se ha resquebrajado'. En opinión del líder de la oposición socialista, los retos a que se enfrenta Cataluña requieren un Gobierno fuerte, pero la única opción para ello es una que Pujol no quiere ni ensayar: 'la gran coalición' entre CiU y el PSC. Sería muy conveniente que CiU se diera cuenta de que lo que se necesita es 'algo más' que un cambio en unos departamentos del Consell Executiu, afirmó Maragall.

Los socialistas siguieron ayer la máxima que hubiera hecho feliz al ex técnico del Barça Louis Van Gaal: 'Siempre positivo, nunca negativo'. Tras varias horas de analizar con su grupo parlamentario la crisis del Gobierno catalán, Maragall compareció en el Parlament para dar un mensaje de serenidad. Para dejar claro, dijo, que no hay Gobierno, pero sí hay alternativa: 'Estamos a disposición del pueblo de Cataluña para lo que sea necesario'.

Maragall no se hace ilusiones ante lo que pueda hacer ahora Pujol. El problema de fondo de la actual situación política es a su juicio que, tras el ajustado resultado de las elecciones autonómicas, la única opción que hubiera garantizado un Gobierno fuerte es la gran coalición entre CiU y el PSC. Pujol no quiso ni ensayar esta opción, pero no por razones políticas, dijo Maragall, 'sino meramente electorales'. El fruto de esta concepción de la política aquí está: una crisis de gobierno a los 15 meses de constituido el Ejecutivo.

La 'gran coalición' que era necesaria hace 15 meses es más improbable ahora. El argumento de CiU para rechazarla entonces era no dar baza al PSC en el Gobierno catalán. Maragall percibe que con el paso de los meses aquel argumento se ha convertido en 'una obsesión, una pesadilla'. De ahí que el estallido de la crisis de gobierno no se deba a razones políticas, sino a contradicciones entre los aliados, preocupados por su futuro electoral.

El grupo parlamentario del PSC optó ayer por manifestar su preocupación por esta crisis y, sobre todo, por el hecho de que la crisis deja a Cataluña sin dirección política 'en un mundo en el que cada día están sobre la mesa asuntos de gran trascendencia'. Pero sin dramatizar. Los diputados debatieron la posibilidad de presentar una moción de censura y de exigir la convocatoria de elecciones. Ambas eventualidades fueron rechazadas. Más ajustada a la situación actual pareció la posibilidad de exigir que Pujol presente una moción de confianza tras la reestructuración del Gobierno. El nombramiento de un conseller en cap no está previsto en las leyes, que sólo prevén la delegación de algunas funciones presidenciales en un consejero. CiU no la incluyó en su programa electoral y Pujol no la planteó en el debate parlamentario de su investidura. Es obvio que con este nombramiento Pujol quiere introducir un cambio muy importante en la forma de dirigir el Ejecutivo catalán.

La decisión de Maragall y del grupo parlamentario fue ratificar la exigencia planteada anteayer ya por el PSC y por Iniciativa-Verds de que Pujol dé cuenta de la crisis inmediatamente, para lo que ayer mismo se presentó la petición de que se convoque a la Diputación Permanente del Parlament.

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Algunos diputados socialistas mostraban ayer su convicción de que esta crisis dará todavía muchas vueltas. Pujol se ha inclinado en favor del convergente Artur Mas en la batalla por el futuro liderazgo de CiU que libraba con el democristiano Josep Antoni Duran. Pero advierten que Pujol sigue resistiéndose a anunciar si concurrirá de nuevo a las próximas elecciones autonómicas. Y piensan que si en un año o dos no mejoran claramente las expectativas electorales de Mas, Pujol puede buscar otras opciones en un intento desesperado de evitar la derrota electoral que tanto teme CiU. Ahí cabe la posibilidad de volver a presentarse él mismo, ya como última vez, el argumento que no quiso utilizar en 1999, o la de buscar otro candidato. Según cual sea ahora la actitud de Unió, incluso Duran puede ser entonces un activo en la reserva.

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