Tribuna:

Broche de oro

José Luis Rodríguez Zapatero le ha pedido a Manuel Chaves que le ponga la guinda al "cambio tranquilo" en las elecciones que tendrán los andaluces en los primeros días de diciembre. Le pide rematar la faena y que sea como el "broche de oro" que cierre historias del pasado y abra una etapa llena de nuevas ilusiones para los socialistas. Chaves lo tiene, relativamente, fácil, una vez que en algunas provincias andaluzas ya se han autodescartado para liderar el partido quienes piensan que deben ceder el paso a nuevas personas. El primero fue José Asenjo, en Málaga, y su ejemplo fue seguido en prov...

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José Luis Rodríguez Zapatero le ha pedido a Manuel Chaves que le ponga la guinda al "cambio tranquilo" en las elecciones que tendrán los andaluces en los primeros días de diciembre. Le pide rematar la faena y que sea como el "broche de oro" que cierre historias del pasado y abra una etapa llena de nuevas ilusiones para los socialistas. Chaves lo tiene, relativamente, fácil, una vez que en algunas provincias andaluzas ya se han autodescartado para liderar el partido quienes piensan que deben ceder el paso a nuevas personas. El primero fue José Asenjo, en Málaga, y su ejemplo fue seguido en provincias de tanta significación como Sevilla, después del anuncio de retirada de Carmeli Hermosín. Chaves, pues, tendrá las manos libres para responder a los nuevos planteamientos surgidos del XXV Congreso, cuando Zapatero se hizo con el control del PSOE.Dada la importancia de los socialistas andaluces, la petición de Zapatero es clave para el futuro de este partido. Muy pocos discuten el liderazgo de Manuel Chaves, aunque haya restos del guerrismo que siguen planteando la división de poderes. Por un lado, el partido y, por otro, los cargos institucionales. Cuando hace días le preguntaba a uno de estos guerristas sobre qué saldría del congreso de los socialistas andaluces, respondía: "Como dirían los clásicos..." en referencia a quienes siendo historia en el PSOE, todavía aspiran a tener una presencia y no precisamente testimonial. No parece, sin embargo, que Chaves vaya a tener problemas. Maneja bien la cocina y su prestigio se ha ido consolidando sin apenas fisuras. La clave estará, sin embargo, en los segundos niveles. Y sobre todo, en quien puede recaer el delfinato. Chaves sabe que el tiempo aprieta y que él, posiblemente, esté llamado a otras responsabilidades en España.

Delfines hay, al parecer, varios, pero la autoridad de Chaves siempre tendrá la última palabra. Lo que está claro es que la nueva ejecutiva tiene varios retos por delante: mantener el partido cohesionado; preparar el terreno para seguir ganando elecciones; recuperar el voto en las ciudades, y que el Gobierno andaluz, una vez puesto el partido en la autopista del "cambio tranquilo", recupere el pulso que en los últimos meses ha estado en semiletargo.

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