El PP advierte a Pujol que dejará de apoyarle si mantiene posiciones soberanistas

La victoria de los soberanistas en el congreso de Convergència Democràtica (CDC) celebrado el pasado fin de semana puede plantear algunos problemas al Gobierno de Jordi Pujol. El Partido Popular (PP) hizo saber ayer al presidente de la Generalitat que dejará de apoyarle en el Parlament si traslada a la acción de gobierno las tesis soberanistas adoptadas por su partido. En la misma sesión parlamentaria, Pasqual Maragall y Josep Lluís Carod recriminaron a Pujol que su alianza con el PP no se traduzca en una mejora de las inversiones del Gobierno central en Cataluña.

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La victoria de los soberanistas en el congreso de Convergència Democràtica (CDC) celebrado el pasado fin de semana puede plantear algunos problemas al Gobierno de Jordi Pujol. El Partido Popular (PP) hizo saber ayer al presidente de la Generalitat que dejará de apoyarle en el Parlament si traslada a la acción de gobierno las tesis soberanistas adoptadas por su partido. En la misma sesión parlamentaria, Pasqual Maragall y Josep Lluís Carod recriminaron a Pujol que su alianza con el PP no se traduzca en una mejora de las inversiones del Gobierno central en Cataluña.

La advertencia llegaba dos días antes de que el Gobierno de Pujol haga frente en el Parlament a la propuesta de reprobación que la izquierda presenta por el caso Pallerols, un asunto de presunta financiación irregular de Unió Democràtica (UDC) con fondos europeos. El Gobierno de Pujol necesita ineludiblemente los 12 votos del PP en la Cámara para librarse de la reprobación.En la sesión quincenal de preguntas al presidente de la Generalitat, Alberto Fernández Díaz, presidente del PP catalán, expuso claramente a Pujol sus condiciones para que pueda continuar el apoyo de los conservadores al minoritario Gobierno catalán. La principal es que ponga fin a la contradicción que a su juicio supone plantear la reforma del Estatuto de autonomía y al mismo tiempo asegurar que no se quiere reformar. Fernández añadió a ello la advertencia de que CiU deje "los ataques sistemáticos" a un partido "al que finalmente tendrá que pedir ayuda".

Pujol respondió asegurando que la orientación de su Gobierno tras el congreso de CDC será exactamente "la misma que antes". Prueba de ello es, afirmó, que "ni el Gobierno catalán, ni CDC, ni la coalición CiU han pedido la reforma de la Constitución". Reiteró que su posición es reclamar un "cambio de criterios" en la política autonómica del Gobierno central, pero precisó que dentro de los márgenes definidos por el Tribunal Constitucional en sus sentencias.

El presidente de la Generalitat se mostró dolido, no obstante, porque el PP "no ha dicho ni pío" a la larga lista de medidas para mejorar el autogobierno propuestas por él mismo a los máximos responsables del partido de José María Aznar. Dijo que este silencio "raya en la mala educación" y concluyó indicando: "Si ni la insistencia, ni la moderación, ni la buena educación consiguen nada, quizá algún día tendremos que poner las bases para una nueva reivindicación".

Al tiempo que el PP apretaba las tuercas a Pujol por la vertiente ideológica, el principal líder de la oposición, el socialista Pasqual Maragall, y el secretario general de Esquerra Republicana (ERC), Josep Lluís Carod, acusaban al presidente de la Generalitat de ser prisionero del Gobierno central en un momento en que éste reduce las inversiones en Cataluña.

Maragall planteó a Pujol que forme un frente común con el alcalde de Barcelona, Joan Clos, en proyectos de especial transcendencia para el futuro económico de Cataluña, como el tren de alta velocidad y el aeropuerto de Barcelona, que en su opinión peligran a causa de la escasez de las inversiones estatales. Recordó que Pujol mantiene su alianza con el PP por puro pragmatismo, pero advirtió que "no hay nada peor que un pragmatismo que no sea práctico".

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Pujol negó la base de las argumentaciones de Maragall y Carod, que era común. Sostuvo que el Gobierno central está llevando a cabo las inversiones previstas para el año 2004, con un ritmo inversor en Cataluña que según él se sitúa en las cotas más altas, aunque siga siendo inferior al promedio de las inversiones estatales en el resto de las comunidades autónomas. La única excepción que quiso señalar fue la de la autovía Cervera-Igualada, de cuyo retraso afirmó que ahora es ya responsabilidad del actual Gobierno.

Puesto que las inversiones previstas se están realizando, Pujol sostuvo que no hay motivo alguno para cambiar de actitud ni de táctica ante el Gobierno central. Maragall defendió lo que define como "propuesta catalana", entendiendo como tal una posición común de los principales partidos e instituciones. "Los acuerdos en Cataluña pueden ser más importantes que las pequeñas concesiones que usted obtenga", dijo, "y su figura saldrá beneficiada si deja de obsesionarse por el año 2003 y por su partido".

La réplica de Pujol fue clara: "Me conmueve su interés por mi figura, pero deje usted que de ella me ocupe yo".

Marcel.li Saenz Martinez

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