El joven que quemó a su ex jefe afronta una petición de 15 años de cárcel

Manuel Moreno, de 25 años, afronta una petición de 15 años de cárcel por rociar con gasolina y quemar a Ignacio Ros, su antiguo jefe y regente de un restaurante en Bailén, en mayo de 1998. La Audiencia de Jaén celebró ayer la vista oral de este juicio con jurado. Fiscalía y acusación particular consideran el hecho un asesinato y piden pena por ello. La defensa alega legítima defensa y trastorno mental transitorio y reclama la libre absolución o una condena no mayor de dos años y medio de calificarse el caso como homicidio.

Dos años atrás Manuel Moreno se dirigió hacia el restaurante del...

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Manuel Moreno, de 25 años, afronta una petición de 15 años de cárcel por rociar con gasolina y quemar a Ignacio Ros, su antiguo jefe y regente de un restaurante en Bailén, en mayo de 1998. La Audiencia de Jaén celebró ayer la vista oral de este juicio con jurado. Fiscalía y acusación particular consideran el hecho un asesinato y piden pena por ello. La defensa alega legítima defensa y trastorno mental transitorio y reclama la libre absolución o una condena no mayor de dos años y medio de calificarse el caso como homicidio.

Dos años atrás Manuel Moreno se dirigió hacia el restaurante del que había sido su jefe. Lo encontró allí y vació sobre él una bolsa con cinco litros de gasolina que acababa de comprar. Acercó la llama de su mechero hacia Ignacio Ros y se dio a la fuga. El regente del restaurante falleció mes y medio después en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla a consecuencia de las quemaduras de primer y segundo grado que padeció en el 60% del cuerpo.Moreno no niega la autoría de este crimen, varios testigos le reconocieron. Sin embargo, en su favor expuso una historia de dinero y celos: días antes del suceso recibió en su casa la visita de dos "matones" enviados por Ros para cobrarse una deuda de 175.000 pesetas. Él comunicó que carecía de recursos para pagar y, según manifestó, el regente del restaurante le ofreció un deshonesto trato: olvidarse de la deuda a cambio de gozar de los favores sexuales de su esposa.

Cuando su mujer le dijo, algo más tarde, que había recibido la visita de Ros, Moreno entendió que le estaba hablando de una violación. Con las facultades mentales trastornadas, dice su abogado, se dirigió al restaurante y encendió su mechero.

La defensa del joven añade que al ser éste de etnia gitana guió su mano en defensa del honor y la familia, valores ineludibles entre su gente. También se puso de manifiesto que Manuel Moreno recibía tratamiento psiquiátrico cuatro años antes de que prendiese fuego a su antiguo jefe.

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