FÚTBOL Octava jornada de Liga

Tres grandes de una tacada

La mano de Aragonés arranca 7 puntos ante Depor, Barça y Madrid

"El equipo se lo ha creído", soltó ayer Luis Aragonés nada más terminar el partido. Lo cierto es que el Mallorca tiene motivos para creérselo, por mucho que se tenga que frotar los ojos. Hace 15 días la situación del equipo era dramática. Por su situación: colista, con un único punto; y por lo que se le venía encima: tres partidos consecutivos contra el Deportivo, el Barcelona y el Madrid que, parecía, no le daban mucho margen de maniobra. Dos semanas después, gracias a tres magistrales lecciones tácticas del técnico más longevo de la Liga -656 partidos, con el de ayer, se ha sentado en un ban...

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"El equipo se lo ha creído", soltó ayer Luis Aragonés nada más terminar el partido. Lo cierto es que el Mallorca tiene motivos para creérselo, por mucho que se tenga que frotar los ojos. Hace 15 días la situación del equipo era dramática. Por su situación: colista, con un único punto; y por lo que se le venía encima: tres partidos consecutivos contra el Deportivo, el Barcelona y el Madrid que, parecía, no le daban mucho margen de maniobra. Dos semanas después, gracias a tres magistrales lecciones tácticas del técnico más longevo de la Liga -656 partidos, con el de ayer, se ha sentado en un banquillo de Primera-, el Mallorca suma 11 puntos y se encuentra cómodamente instalado en la mitad de la tabla."No era normal que no ganásemos", explicó ayer Aragonés. "Ya estábamos jugando bastante bien desde el partido contra el Valencia [en la segunda jornada]. Lo que nos faltaban eran los puntos. La victoria frente al Racing [el 15 de octubre] resultó clave para que los jugadores cogiesen moral. Todavía hay muchas cosas por mejorar, pero lo importante es que ahora el equipo se ha creído que puede ganar".

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Ciertamente, desde el 2-1 frente al conjunto cántabro, la trayectoria del Mallorca es intachable. En Riazor, el campo donde en los últimos años más cuesta sacar un punto, un gol de Luque en el minuto 85, cuando el Deportivo ya se encaminaba hacia una nueva victoria, le concedió al Mallorca el empate. Un empate de cuyo valor hablan los números del equipo de Irureta en su feudo. En toda la temporada pasada sólo tres equipos puntuaron en Riazor: el Zaragoza, que empató, y el Numancia y el Racing, que ganaron. Desde que lo hizo este último, el 5 de enero de 2000, nadie ha vuelto a derrotar al Deportivo en su casa. Este curso, incluyendo la Supercopa, el Depor ha jugado ocho encuentros en A Coruña: ha ganado seis y ha empatado dos. Nadie, excepto el Mallorca, le ha robado todavía un punto en Liga.

Superado el primer trago, el Mallorca recibía el pasado sábado en Son Moix a un Barcelona en ascenso. La vuelta de Xavi al equipo después de su participación en los Juegos, el acierto goleador de Rivaldo, los empates a domicilio frente a Milan y Leeds y, sobre todo, el incuestionable triunfo frente al Madrid, convertían al equipo blaugrana en serio aspirante a los tres puntos. Pero llegó Luis, puso sobre la pizarra la misma facilidad para leer los partidos que ponía sobre el césped cuando era jugador, y desnudó al Barça. Todo el entramado del Mallorca pasó por anular a Xavi. Engonga y Marcos le quitaron el aire al medio centro de Serra Ferrer y el Barcelona se asfixió sin remedio. 2-0, y los que pudieron caer, y tres puntos más en el morral. Ya iban siete en tres partidos, y el horizonte esperaba el Madrid, un equipo en forma al que nunca en sus 84 años de historia había ganado el Mallorca en el Bernabéu.

El Madrid no tiene un medio centro típico, al uso del Barcelona, pero sí tiene a Figo, y a Savio y Munitis, y a Roberto Carlos. La clave, se dijo Luis, estaba ayer en las bandas. Dicho y hecho. Por la derecha, Olaizola, respaldado por Engonga y, mientras le aguantó el fuelle, Finidi, se encargaron de tapar las internadas de Munitis y Roberto Carlos. Por la izquierda, Soler y un Ibagaza más retrasado que de costumbre, le cerraron los caminos a Figo. Cegado por fuera, y espeso por dentro por un doble pivote de claro corte defensivo -Sanchís y Makelele-, Luis Aragonés desactivó la virtud más destacada del Madrid: su arrolladora presencia ofensiva.

El técnico no quedó, pese a todo, totalmente satisfecho. "Hemos tapado bien las bandas, pero ha habido momentos en que no me ha gustado mi equipo. Hemos jugado bien, y en líneas generales el Mallorca ha sido mejor, pero a partir del gol nos hemos encerrado demasiado. La línea de presión se ha ido muy atrás, casi encima de la defensa. No me ha gustado, tenemos que mejorar esa distancia entre la defensa y el centro del campo". 15 veces había jugado hasta ayer el Mallorca en el Bernabéu. 13 derrotas y dos empates, con 39 goles en contra y sólo 8 a favor, eran toda su renta. Con errores o sin ellos, ayer sumó su primer triunfo. Ayer, claro, era la primera vez que acudía con Luis Aragonés en el banquillo.

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