La herencia de la madre Yugoslavia

"Hay muchos temas que resolver, y el más difícil es la sucesión del nombre de Yugoslavia", reconoció ayer Solana.

"Hay muchos temas que resolver, y el más difícil es la sucesión del nombre de Yugoslavia", reconoció ayer Solana. Así ponía el dedo en la llaga en una de las cuestiones más espinosas que enfrentan a cinco Estados de la región: Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia y la actual Yugoslavia. El problema está muy lejos de ser una cuestión puramente de nomenclatura.Al ir desmembrándose la ex Yugoslavia durante la década pasada, el heredero de facto del nombre ha sido el régimen de Belgrado. Eso significa, por ejemplo, que todos los inmuebles de las representaciones diplomát...

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"Hay muchos temas que resolver, y el más difícil es la sucesión del nombre de Yugoslavia", reconoció ayer Solana. Así ponía el dedo en la llaga en una de las cuestiones más espinosas que enfrentan a cinco Estados de la región: Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia y la actual Yugoslavia. El problema está muy lejos de ser una cuestión puramente de nomenclatura.Al ir desmembrándose la ex Yugoslavia durante la década pasada, el heredero de facto del nombre ha sido el régimen de Belgrado. Eso significa, por ejemplo, que todos los inmuebles de las representaciones diplomáticas yugoslavas han seguido en su poder, así como todos los capitales, las posibles cuentas corrientes e inversiones en el extranjero o los mismos fondos del Banco Central yugoslavo. Los nuevos países han partido con lo existente en su territorio y nada más. "La madre Yugoslavia ha muerto y uno de los hijos se ha quedado con toda la herencia", explicaba ayer una fuente occidental.

"Con el nuevo Gobierno

esperamos que exista un cambio de posición en lo que respecta a la política sobre la sucesión y continuidad legal de la antigua Yugoslavia", afirmó ayer el viceprimer ministro croata Goran Granic, quien añadió que debe haber cinco sucesores legales: los Estados antes citados. Granic jamás pronuncia la palabra "Yugoslavia" para referirse a su vecino, sino que siempre emplea la fórmula "antigua República de Yugoslavia". Lo que propone el mandatario croata implicaría, entre otras cosas, un fuerte desembolso económico por parte de Belgrado.

El hecho de que el problema haya sido puesto sobre la mesa en la cumbre de Skopje y subrayado por Solana puede indicar que la solución ya está en camino. El nuevo presidente yugoslavo tiene pendiente una reforma constitucional para, entre otras, paliar la desigualdad entre Serbia y Montenegro. Los desheredados quieren que aproveche la ocasión para solucionar el conflicto. Por de pronto, Kostunica ya se ha declarado partidario de cambiar el nombre y apuntó la posibilidad de una "Federación de Serbia y Montenegro".

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