Medio Ambiente se convierte en el primer propietario del marjal de Pego con la compra de otras 72 fincas

La Consejería de Medio Ambiente adquirió el pasado 27 de septiembre 72 fincas que suman unas 200 hanegadas de superficie en el Parque Natural del Marjal de Pego-Oliva, por un importe de 40.172.000 pesetas. Con la nueva compra, "la consejería se convierte en la primera propietaria del parque natural" con un total que ronda las 1.500 hanegadas, según el responsable de Medio Ambiente, Fernando Modrego. Las primeras compras de suelo en el marjal se produjeron en 1996, poco después de la llegada del PP y UV a la Generalitat. En la actualidad, Medio Ambiente tramita la adquisición de otras 148 finca...

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La Consejería de Medio Ambiente adquirió el pasado 27 de septiembre 72 fincas que suman unas 200 hanegadas de superficie en el Parque Natural del Marjal de Pego-Oliva, por un importe de 40.172.000 pesetas. Con la nueva compra, "la consejería se convierte en la primera propietaria del parque natural" con un total que ronda las 1.500 hanegadas, según el responsable de Medio Ambiente, Fernando Modrego. Las primeras compras de suelo en el marjal se produjeron en 1996, poco después de la llegada del PP y UV a la Generalitat. En la actualidad, Medio Ambiente tramita la adquisición de otras 148 fincas que ocupan una superficie total de 465 hanegadas.Modrego destacó, a través de una nota, el "importante esfuerzo" que ha realizado la Generalitat para controlar los terrenos protegidos, puesto que durante este último año casi se ha duplicado la media de lo adquirido en los tres últimos años.

La consejería ha abierto en Oliva una oficina del parque natural en el Centro Social San Francesc para informar a todos los propietarios que deseen vender sus tierras sobre la condiciones de la ofertas y facilitarles toda la tramitación.

Según el responsable de Medio Ambiente, durante los últimos años se han adquirido casi todas la tierras que diversas empresas agrícolas habían comprado a finales de la década de los setenta y principio de los ochenta para dedicarlos a la agricultura intensiva.

El modelo de explotación que pretendían imponer comportaba la desecación de la zona húmeda y la transformación del humedal, acciones que a lo largo de los años pasados han resultado inviables por su alto coste económico y por las propias características de la zona que, al componerse fundamentalmente de turbas piritosas con alto contenido en azufre, provocan la acidificación del suelo al secarse y reaccionar con el oxígeno del aire.

Como alternativa, Medio Ambiente sugiere mantener el tradicional cultivo del arroz, que exige la inundación de los terrenos y resulta plenamente compatible con los valores ambientales del parque natural.

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