La policía no hace ningún control sanitario a los subsaharianos

De los 10.468 inmigrantes indocumentados detenidos desde el 1 de enero hasta el viernes pasado en las costas andaluzas, 1.500 son subsaharianos. Todos quedaron en libertad a las 72 horas de su entrada en comisaría. Y, según admite la policía de Algeciras, ninguno fue sometido a control sanitario. Los agentes son conscientes del peligro que esto supone. "Se trata de individuos procedentes de zonas de África en las que las epidemias y las enfermedades infecciosas son frecuentes. El riesgo sanitario es evidente", dice un inspector del Grupo Operativo de Extranjeros.Una situación similar ya fue de...

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De los 10.468 inmigrantes indocumentados detenidos desde el 1 de enero hasta el viernes pasado en las costas andaluzas, 1.500 son subsaharianos. Todos quedaron en libertad a las 72 horas de su entrada en comisaría. Y, según admite la policía de Algeciras, ninguno fue sometido a control sanitario. Los agentes son conscientes del peligro que esto supone. "Se trata de individuos procedentes de zonas de África en las que las epidemias y las enfermedades infecciosas son frecuentes. El riesgo sanitario es evidente", dice un inspector del Grupo Operativo de Extranjeros.Una situación similar ya fue denunciada en su día por el Gobierno autónomo de Canarias. Argumentaba que si en las islas se produjera un brote epidémico, el efecto sería devastador para los habitantes y para el turismo. En primavera, el Gabinete de José María Aznar puso los medios para terminar con el peligro.

Pero el Gobierno mira hacia otro lado en Andalucía. Florentino Villabona, comisario de Algeciras, dice que la solución está fuera de su alcance: "Un control sanitario exige análisis de sangre. Y la ley no nos permite retenerlos más de 72 horas. Para cuando los resultados de las pruebas estuvieran listos, el paciente ya habría desaparecido. Sería necesario modificar la legislación".

La repatriación de los marroquíes es posible porque hay un acuerdo entre España y Marruecos para devolver a los inmigrantes indocumentados procedentes de aquel país. Pero los subsaharianos se deshacen de sus papeles antes de llegar a la costa. Cuando los detienen, los agentes les abren un expediente de expulsión. Pero tienen que soltarlos porque no pueden demostrar su procedencia. En el papel que les entregan figura el nombre que ellos han proporcionado. La policía duda de que sea el auténtico. Con ese documento pueden moverse por el territorio nacional.

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