Tribuna:

La izquierda

A lo largo de todo el verano he seguido con cierta atención las polémicas vicisitudes de Izquierda Unida en Andalucía. A menos de un mes de su asamblea regional la tensión aumenta y el lenguaje adquiere tintes cada vez más intensos. Sin embargo, lo que me sorprende de la confrontación entre las posiciones representadas por Diego Valderas y el auto-titulado movimiento renovador de Concha Caballero es la ausencia de discurso político. Todo se reduce a un debate organizativo, técnico, que afecta, en definitiva, sólo a sus cuadros orgánicos. Y no podía ser de otra manera.Los actuales protagonistas...

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A lo largo de todo el verano he seguido con cierta atención las polémicas vicisitudes de Izquierda Unida en Andalucía. A menos de un mes de su asamblea regional la tensión aumenta y el lenguaje adquiere tintes cada vez más intensos. Sin embargo, lo que me sorprende de la confrontación entre las posiciones representadas por Diego Valderas y el auto-titulado movimiento renovador de Concha Caballero es la ausencia de discurso político. Todo se reduce a un debate organizativo, técnico, que afecta, en definitiva, sólo a sus cuadros orgánicos. Y no podía ser de otra manera.Los actuales protagonistas del debate son los mismos que desde hace diez años, al menos, han formado el núcleo de dirección estable del PCA y de IU en Andalucía. Los Alcaraz, Romero, Rejón, Valderas, Caballero, Aramburu, Barragán, etcétera, han formado el histórico equipo de dirección que, en torno al referente electoral de Anguita, ha dirigido los destinos de esa formación. Ese equipo dio color ortodoxo y dogmático a la izquierda andaluza, apartando entonces a todos aquellos que planteaban posiciones distintas a las de Anguita, Alcaraz o Caballero. No hace tanto tiempo de aquellas exclusiones.

Sin embargo, la vida da muchas vueltas. Una derrota electoral como la del pasado 12 de marzo y la retirada de Anguita han destapado las rencillas de los antiguos solidarios. A pesar de que he intentado escrutar mensajes ocultos y claves en las declaraciones de los portavo-ces, no termino de ver las diferencias existentes entre unos y otros. No sabemos nada acerca de la posición de IU respecto a los problemas de Andalucía. No conocemos en qué consistirá la actuación futura de IU en relación con las alianzas sociales y políticas, según quien obtenga la mayoría. Hay mucha palabra sobre "renovación y proyectos originales" pero casi nada sobre qué hacer hoy. Todo se reduce a diferencias sobre el funcionamiento de la organización, lo cual nos lleva a pensar que estamos ante una batalla entre antiguos colegas por ocupar posiciones de pequeño poder más que ante una sana y lógica confrontación de ideas políticas, tarea muy necesaria hoy en la izquierda andaluza.

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