Chirac: "El FPÖ no ha roto con su pasado"

El partido de Jörg Haider, el FPÖ, fue calificado de nuevo de "racista, xenófobo y poco claro respecto al pasado nacionalsocialista" por el ministro francés de Asuntos Europeos, Pierre Moscovici. En su opinión, "ni el Gobierno austriaco, ni la coalición en el poder, ni ese provocador de Haider tienen motivos para el triunfalismo" por el hecho de que la UE haya decidido levantar las sanciones que pesaban sobre Austria. "Ha habido que tomar esa decisión" -la de renunciar al aislamiento de Austria- "porque el consenso así lo ha querido y porque no hay nada que reprocharle al Ejecutivo austriaco"...

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El partido de Jörg Haider, el FPÖ, fue calificado de nuevo de "racista, xenófobo y poco claro respecto al pasado nacionalsocialista" por el ministro francés de Asuntos Europeos, Pierre Moscovici. En su opinión, "ni el Gobierno austriaco, ni la coalición en el poder, ni ese provocador de Haider tienen motivos para el triunfalismo" por el hecho de que la UE haya decidido levantar las sanciones que pesaban sobre Austria. "Ha habido que tomar esa decisión" -la de renunciar al aislamiento de Austria- "porque el consenso así lo ha querido y porque no hay nada que reprocharle al Ejecutivo austriaco".La dureza verbal de Moscovici, que también ha llamado al FPÖ "partido populista de tendencias extremistas", o la reflexión diplomática de Hubert Védrine, titular de Exteriores, para quien las sanciones son "un precedente político muy útil", no logran ocultar que la diplomacia gala y sobre todo su presidente, Jacques Chirac, salen malparados de este enfrentamiento con la demagogia de Haider.

El propio Chirac advirtió anoche de que el partido de Haider "no ha roto de forma clara con su pasado funesto". El presidente insistió en que la UE debería crear un mecanismo permanente de vigilancia de actuaciones contarias a la democracia.

El ultraderechista alpino no se equivocaba ayer al analizar el cambio de actitud de la UE. En realidad, en su actitud de firmeza, los franceses se han encontrado con el único respaldo de Bélgica y con la dificultad de hacer progresar su presidencia ante la amenaza austriaca de bloquear cualquier decisión relativa a la reforma institucional. Ahora, una vez desaparecidas las razones de dicha amenaza, la situación se invierte y es París el que recuerda, una y otra vez, que "prefiere una crisis antes que un acuerdo de mínimos", en referencia a la cumbre de Niza de diciembre.

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