El plan nacional prevalecerá sobre los planes de cuenca

Además de regular las trasferencias de agua de una cuenca a otra, el papel primordial del Plan Hidrológico Nacional (PHN) es coordinar todos los planes de cada cuenca hidrográfica. Durante la etapa socialista se decidió tramitarlos en paralelo, pero el PP impuso que primero se aprobaran los de cuenca y después el nacional, como así ha sucedido.

En ese contexto, los planes de cuenca aprobados por el Gobierno tiraron por lo alto en cuanto a futuras demandas de agua y nuevas transformación de tierras de secano en regadío. Están sobredimensionados.

Ahora llega el Plan Nacional con la...

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Deslinde de acuíferos

Además de regular las trasferencias de agua de una cuenca a otra, el papel primordial del Plan Hidrológico Nacional (PHN) es coordinar todos los planes de cada cuenca hidrográfica. Durante la etapa socialista se decidió tramitarlos en paralelo, pero el PP impuso que primero se aprobaran los de cuenca y después el nacional, como así ha sucedido.

En ese contexto, los planes de cuenca aprobados por el Gobierno tiraron por lo alto en cuanto a futuras demandas de agua y nuevas transformación de tierras de secano en regadío. Están sobredimensionados.

Ahora llega el Plan Nacional con las rebajas. De entrada no se podrá crear ninguna hectárea nueva de regadío en la hipótesis de que vaya a consumir agua de trasvase. "No se podrá regar con agua trasvasada", asegura categórica una fuente del Ministerio de Medio Ambiente.

Por el contrario sí que se podrá destinar agua trasferida a los actuales regadíos que no dispongan en en este momento de recursos suficientes o sufren restricciones. Esta posibilidad abre una vía colateral para que se amplíen de hecho los regadíos porque sí podrán crecer en las cuencas receptoras los que se nutren de fuentes convencionales como las aguas superficiales locales o las subterráneas.

Otro de los aspectos que aborda el PHN son los acuíferos que comparten dos o más cuencas hidrográficas. La memoria del plan dedica más de cien páginas de uno de sus anexos a estudiar el caso de más de 15 acuíferos que se encuentran en esta situación. Cada parte de estas aguas subterráneas situada en las distintas cuencas ha sido regulada de manera diferente por sus planes respectivos.

Lo primero que hace el plan es estudiar su cartografía y deslindarlos según el modelo esbozado en el Libro Blanco del Agua, un documento cuyas pruebas han sido revisadas varias veces y que aún no ha visto la luz desde que se presentó en hace dos años.

Naturalmente, el deslinde no presenta problemas en las cuencas del norte donde el agua sobra, pero sí es importante para los regantes del sureste con aguas subterráneas, por lo general, muy sobreexplotadas.

Según una enmienda impuesta por el PP cuando estaba en la oposición, el PHN deberá presentarse al Consejo Nacional del Agua acompañado de un Plan de Regadíos. Ayer, el ministro Jaume Matas dijo que ambos están de acuerdo pero no anunció que se vaya a presentar el segundo, al que el Gobierno todavía no ha dado su aprobación.

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